Vivimos en un mundo en el que la globalización jaquea con increíble rapidez a las empresas, el mercado laboral, la cultura y la seguridad. Se globalizan las telecomunicaciones y la televisión mundial. Se globaliza la economía, de modo que aunque el Perú planifique ordenadamente su economía, se desestabiliza por los vaivenes económicos de otros países.

En la entrevista mensual que nos otorga el educador León Trahtemberg precisará las ideas de cuál es el impacto que tiene la globalización en la educación.

T de M: ¿Qué impacto tiene la globalización en la educación?

Para hablar del impacto de la globalización en la educación hay que hablar previamente de la globalización del mercado de trabajo. Los 5,000 ingenieros que se gradúan anualmente en el Perú no compiten solamente entre sí para ocupar los puestos de trabajo generados en el Perú. Compiten con los chilenos que traen los inversionistas de supermercados y tiendas de departamentos, con los españoles que trae la Telefónica, con los israelíes que traen las empresas de telecomunicaciones o agricultura, con los norteamericanos que traen las mineras o petroleras, con el millón de ingenieros que se gradúan cada año en China y las decenas de miles de ingenieros indios, rusos, europeos y otros que se gradúan todos los años en las diversas universidades del mundo y que buscan trabajo por todo el planeta.

T de M: ¿Qué tiene que ver esto con la Educación?

Lo que este escenario nos está diciendo es que para que los profesionales peruanos puedan competir en este mercado laboral universal, la formación que tengan como ingenieros, médicos, abogados o administradores formados en el Perú debe ser igual o mejor a la que tengan los alemanes, ingleses o japoneses. Quiere decir que el éxito educativo de los egresados de un colegio no puede medirse sólo por su capacidad de ingresar a las universidades Católica, Pacífico, Lima o Cayetano Heredia, sino también la de poder graduarse en el M.I.T, Harvard, Sorbona, Oxford o la Hebrea de Jerusalem.

T de M: ¿Cómo se puede saber qué país tiene mejor educación? ¿quién hace de “benchmark” para la educación mundial?

Todavía estamos en un proceso de transición para tener indicadores consensualmente aceptados por todos los analistas, porque todavía no se constata qué educación es la que tiene más impacto en el desarrollo económico de los países. Por ejemplo en el Tercer Concurso Mundial de Matemáticas y Ciencias (1995), participaron medio millón de alumnos del último año de secundaria de 41 países. Los mejores puntajes fueron logrados por los asiáticos, seguidos por los estudiantes de los ex-países comunistas. Los alumnos de las grandes potencias económicas y culturales del mundo la pasaron muy mal. En Matemáticas, de los 41 países, Alemania quedó en el puesto 23, Inglaterra en el 25 y EE.UU. en el 28. Si la mejor educación realmente explicara los logros económicos de los países, estos resultados no tendrían sentido.

Lo que ocurre es que si bien hay consenso de que la educación es clave para el desarrollo, no hay consenso sobre cuál educación es la que ofrece las mayores ventajas.

T de M: ¿En qué situación está la educación japonesa, rusa o norteamericana?

Los jóvenes japoneses exhiben un alto nivel de conocimientos en estos exámenes internacionales y su régimen escolar produce jóvenes muy perseverantes y disciplinados. Sin embargo, pese a todos sus logros, los japoneses no han logrado alcanzar a los norteamericanos, que poseen el 80% de las patentes mundiales por sus inventos y la mayor parte de los premios nóbel a los que rara vez acceden los japoneses, quienes son muy productivos pero poco creativos.

En cuanto a los rusos, el alto estándar de conocimientos escolares en ciencias que solían alcanzar los rusos comunistas jamás los llevó al liderazgo tecnológico o económico del mundo, porque cuando no hay libertad de pensamiento y expresión, se limita la creatividad de los jóvenes.

Tampoco la educación escolar norteamericana tiene la clave del éxito. Es un país donde los adolescentes tienen el más alto índice de criminalidad, drogadicción y promiscuidad sexual en el mundo.

T de M: ¿A qué atribuye entonces la primacía científica y tecnológica norteamericana?

Se debe a su excelente sistema de educación superior y a los valores democráticos como la libertad de expresión y opinión. Los norteamericanos tienen una altísima valoración por la confrontación democrática, el pluralismo, el respeto por las diferencias y las ambiciones individuales. El más novato de los estudiantes no tiene ningún empacho en confrontarse con los grandes pensadores. Es más, es alentado a hacerlo. Para innovar hay que ser capaz de confrontarse creativamente con lo convencional. Dicho sea de paso, eso es lo que hace la educación israelí, con los excelentes resultados que le conocemos, aunque ello dificulta mucho la tarea de los profesores. Es más fácil educar a niños dóciles que no discuten o critican y que permiten exhibir una disciplina silenciosa.

T de M: ¿Qué implicancias tiene esto para los jóvenes peruanos?

Pensemos en los siguiente: en nuestro mundo hay mil millones de desempleados. Uno de cada cinco. No hay garantías de conseguir empleo, mucho menos que sea permanente y bien remunerado. Sin embargo, hay menor riesgo de desempleo para quien exhibe excelencia personal y profesional. Eso es algo que debe inculcarse a los jóvenes peruanos desde el colegio.

Querrámoslo o no, debemos aprender a vivir a la sombra de un mundo muy competitivo, donde siempre habrá ganadores y perdedores. Es más, los ganadores de hoy pueden ser los perdedores o necesitados de mañana.

El rol de los colegios y las universidades es preparar a todos para que sean ganadores, pero a su vez, cultivar la sensibilidad que reconoce que cada vez que hay un ganador, hay un perdedor, y que a la vez que se celebran los triunfos hay que preocuparse por quienes no los logran. Sólo quien sabe que algún día podría estar en aprietos valora con humildad sus éxitos y le extiende la mano a los necesitados.

T de M: ¿Cuál es la posición relativa actual de la educación peruana frente a los otros países desarollados?

A falta de evaluaciones equivalentes aplicadas a todos los países del mundo, solo nos queda el ejercicio de asumir comparaciones, aunque no tenga el valor científico de un dato exacto. Por ejemplo en el TIMS Colombia salió penúltimo, con menos de la mitad del puntaje de los líderes asiáticos. En un evento anterior México estuvo a la par de Colombia. En otro esfuerzo internacional por medir la calidad de la educación latinoamericana, Perú quedó detrás de Colombia y México. Si forzamos la comparación fácilmente podemos concluir que Perú está en algún lugar en el tercio inferior de la educación mundial. Creo que esa es una apreciación muy realista.

T de M: ¿Podremos llegar algún día a los puestos de vanguardia?

Solamente si por cada año que avanzan ellos, nosotros podemos avanzar el equivalente a tres. Entonces en 10 años podríamos estar cerca de ellos.
Para ello hay que hacer una revolución educativa en el Perú, que todavía no está a la vista. Eso significa más recursos, más talento, más creatividad, más reflejos y libertad de acción en el sistema, más experiencias innovadoras, mejores maestros, y la lista es larga. Pero si todos los sectores y actores políticos y sociales pusieran la educación como la primera prioridad nacional, sería posible lograrlo.