¿Cómo formar bien a los escolares, además de cumplir un currículo exigente, usar modernas tecnologías y técnicas pedagógicas, buen soporte psicológico y buen clima institucional?.

Sugiero que todo egresado de secundaria acredite que 1) Cumplió 100 horas de prácticas laborales juveniles, (para lo cual los ministerios de educación y trabajo deben crear las condiciones legales). 2) Cumplió 100 horas de trabajo social. 3) Cumplió con elaborar una monografía siguiendo todos los parámetros académicos que esto demanda. 4) Llevó a cabo una innovación o invento.

¿Por qué estas propuestas? Porque decididamente contribuyen a la formación personal, cívica, académica y científica de nuestros jóvenes. Veamos.

1). En un mundo laboral planetario que sigue las reglas de la globalización y en el cual hay un frecuente desempleo profesional, es bueno que los alumnos se entrenen desde jóvenes para conocer el mundo del trabajo, cosa que nunca lograrán en las aulas escolares o universitarias. Esto es particularmente importante en el sector servicios

2). En países en los que campean la corrupción, pobreza, inequidad, indiferencia al dolor ajeno e ineficiencia del estado para dar servicios a los necesitados, comprometerse a hacer trabajo social genera experiencias que permiten conocer y comprometerse con el país más allá de las asépticas aulas escolares.

3). Los estudiantes escolares apegados a la secuencia lógica de la disciplina académica que estudian, sea matemática, biología, literatura, historia, etc. no están habituados a plantearse un problema y buscar la información que le dé respuesta. Aprender a hacer monografías ayuda a este propósito académico.

4). En países en los que los jóvenes se dedican a memorizar, copiar e importar costosa ciencia y tecnología, alentar a los jóvenes a pensar, crear, innovar e inventar desde pequeños, les aporta a su autoestima y capacidades científicas

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