Los niños no son preparados para lidiar con la modernidad

El sistema actual de enseñanza no sirve para nada y coloca el futuro del país en una senda muy peligrosa, advierte el especialista.

«Educación pública es una estafa» LEON TRAHTEMBERG (El Comercio 18 12 2005) (Entrevista: Patricia del Río)

¿Qué quiere decir declarar la educación en emergencia?

En el Perú, es un saludo a la bandera. Cuando hay un terremoto y se declara el estado de emergencia, en dos horas tienes a los bomberos, a las ambulancias, a todo el mundo actuando de inmediato para atender a los damnificados. En el sector Educación se declaró la emergencia en julio del 2003 y las primeras medidas concretas para atenderla se empezaron a ejecutar en abril del 2005, y de una manera muy tenue.

No ha habido un manejo de crisis

Exacto, porque además, lo que se ha propuesto no tiene nada que ver con la emergencia, sino con un replanteamiento de lo que se debe hacer en la escuela en una situación normal. La gran propuesta de emergencia en el Perú es lograr alfabetizar a niños que pasan más de once años en el colegio.

Las cifras oficiales señalan que hay aproximadamente dos millones de analfabetos en el Perú. Si consideramos los niveles con los que salen nuestros niños de la escuela, ¿podríamos decir que son muchos más?

Claro. En la reciente evaluación del Ministerio de Educación sobre aprendizaje en lenguaje y matemática, se ha encontrado que en segundo de primaria solo el 10% logra objetivos en matemáticas y el 15% en lenguaje. En tercero y quinto de media los resultados son peores todavía. Todas las pruebas nacionales muestran que nuestros chicos están en la luna.

¿De qué sirve ese tipo de educación?

No sirve. Hoy en día, ir o no ir al colegio para una gran cantidad de niños peruanos es casi lo mismo. Las escuelas en el Perú cumplen funciones de guardería donde los niños van, están un tiempo y se regresan a casa. Como hay un niño le llaman alumno, como va un adulto le dicen profesor, como están juntos creen que están haciendo educación, pero el resultado de eso, en términos de aprendizaje, es ínfimo.

¿No es un poco drástico?

Lo que estoy diciendo, por supuesto, no le hace justicia a miles de profesores o directores que de verdad tratan de hacer un buen trabajo. Pero si juzgamos los resultados de nuestros alumnos, no podemos compadecernos. No podemos aliarnos con la mediocridad. Tenemos que ser severísimos.

Cuando estamos en un país como el nuestro, donde la educación tiene connotaciones aspiracionales porque se supone que abre puertas el asunto es más grave

Es una estafa, pues. La educación peruana es una estafa de 10 mil millones de soles anuales, que es más que la suma de todas las evasiones tributarias, corrupción y demás. Son millones de soles que se van en un engaño sistemático a los padres de familia a los que les ofrecen una educación de calidad de la boca para afuera, pero que en términos concretos les dan a sus hijos una educación pobre, mediocre, incapaz de hacer que los niños lleguen a los niveles de formación que requieren para lidiar con la modernidad y para ser adultos productivos y competitivos.

¿De quién es la responsabilidad: del gobierno, del Sutep?

De todos. Con esos niveles de educación, la emergencia está en el hecho de que, no solo los políticos, sino también los empresarios y la sociedad en general no asumen que la educación peruana ha colapsado. La sociedad peruana todavía no se da cuenta del altísimo costo que estamos pagando por no tener educada a la población.

¿Los costos electorales, por ejemplo?

Así es. Cuando aparecen fenómenos como el de Humala o el del posible regreso de Fujimori, todos se preguntan qué pasó. En realidad no ha pasado nada. La mayoría de esos votos son propios de una población que no ha sido educada para informarse y votar adecuadamente en el momento de las elecciones.

¿Por qué?

Porque ha recibido una enseñanza en la que los mandaron callar, sentarse, en la que no se les permitió opinar, ni pensar. Son votos producto del castigo, del maltrato o de la humillación. Esa población, perteneciente a los sectores más bajos, actúa emocionalmente, por intuición, porque leyó un titular de un periódico, porque la vecina le pasó la voz, porque el candidato sabe bailar y no porque se han tomado el tiempo de entender las propuestas, analizarlas y aquilatarlas.

¿Podemos hablar de democracia en una población tan poco instruida como la nuestra?

Es difícil hablar de democracia cuando una buena parte de los peruanos se siente excluida y cree que el proceso electoral es la oportunidad para tomar venganza contra las clases establecidas, dominantes. La manera de vengarse es eligiendo a alguien que va a poner a los poderosos en problemas.

¿Como el voto a Humala?

Así es. Creo que esa es la mejor señal de que esta es una democracia medio torcida, porque manda los mensajes por negación. Obviamente no puede haber una democracia en un país donde hay tantos excluidos sin voz, sin derechos, sin partida de nacimiento, sin comida, sin trabajo, de los que se acuerdan cada vez que, en un proceso electoral, aparece un Fujimori o un Humala.

Vivimos una ilusión de democracia, entonces

Efectivamente. Países que tienen altos niveles de educación tienen altísimos niveles de democracia y de limpieza en la gestión pública. El ciudadano educado conoce sus deberes, sus derechos y sabe reclamar. No cae en el juego de los populistas, no se deja engañar. El costo cívico, político, económico y en productividad que estamos pagando por no tener una población educada es enorme.

¿Podemos arriesgar la hipótesis de que a determinados sectores de la sociedad les conviene tener una población subeducada para poder mantener privilegios, para poder manipularla?

Eso era válido hasta hace unos 20 o 30 años, época en la que los obreros acostumbrados a hacer labores mecánicas no necesitaban más que una educación muy básica. Pero los coreanos, los chinos y demás ya se dieron cuenta de algo que los peruanos todavía no entienden: hoy en día se necesita gente que piense porque todo aquello que no requiere pensar lo hacen las máquinas. El descubrimiento que han hecho China, India y anteriormente todos los países europeos es que la única garantía de tener una alta productividad en la vida económica es tener una población muy educada. Vista así la educación es un buen negocio, es una inversión que produce una altísima rentabilidad.

Si la educación es la base del desarrollo y es tema de todos los discursos políticos, ¿qué pasa cuando los candidatos llegan al poder? ¿Por qué deja de ser un tema fundamental?

Si el candidato no se levanta y se acuesta pensando en la educación, esta termina siendo un tema accesorio. Estoy seguro de que los candidatos y los presidentes del Perú se levantan y se acuestan pensando en la economía, en el TLC, en la seguridad, en sus votos, por supuesto, en los titulares de la prensa. Pero no estoy seguro de que lo hagan pensando en la educación.

Aunque nos lo hagan creer

Ni siquiera. Si agarras todos los discursos e intervenciones de los presidentes y cuantificas el número de veces que han citado alguna propuesta en educación, encontrarás que son mínimas. No es un tema que esté enganchado en las entrañas de nuestros políticos y menos de nuestros empresarios. Eso es terrible porque si hay alguien en el Perú que puede poner un tema en agenda son los empresarios. Y ellos no están dando la batalla por la educación.

¿Por qué?

Por dos razones: la magnitud del problema educativo es tan grande que cuando hay que enfrentar algo para lo cual no habrá solución en corto plazo, muchos prefieren tomar distancias; y la segunda razón es que la gran mayoría de los empresarios tiene resuelto el problema de la educación de sus hijos en el sector privado, y así han encontrado una solución personal a un problema nacional.

Pero ese sistema educativo acentúa las múltiples diferencias que hay entre los peruanos

Y lo que es peor, ha anulado los puntos de encuentro. Dónde se encuentran un peruano rico y un peruano pobre en igualdad de condiciones. En la escuela pública ya no. Tampoco en la universidad o en las fuerzas armadas. Ni siquiera en los estadios, porque ahora hay palcos para los que puedan pagar y apartarse del resto. Los ricos ven a los pobres como los otros, los pobres ven a los ricos como los otros. Y nadie se ve uno al otro como nosotros. Este es un Perú fragmentado, una especie de rompecabezas de donde puedes sacar una pieza y no pasa nada. Puedes sacar 70.000 peruanos, como los indígenas indocumentados de las zonas rurales que murieron como consecuencia de la violencia que hubo en los años ochenta y el resto de la sociedad no se da cuenta, ni se inmuta.

¿Cómo resuelve la educación estas diferencias?

La mayoría de dimensiones del problema educativo no son propiamente educativas. Por ejemplo, si para llegar a una escuela tienes que caminar tres días, al hacer un camino que acorta esa distancia a media hora has hecho una revolución educativa. Por eso es la apuesta de los países que sí han atendido la educación. Si logras desarrollar una infancia sana, nutrida, alimentada, esa población es educable.

Un zar para el sector con respaldo total

La educación ha sido tema de todas las campañas electorales. ¿Tiene alguna esperanza de escuchar algo nuevo?

La verdad es que todavía no he escuchado nada especial, pero tampoco espero escuchar demasiadas cosas nuevas, porque los lineamientos básicos de lo que se puede hacer en educación están claros, y creo que todos los candidatos los conocen. No hay que descubrir la pólvora para apostar por la infancia o asegurarse de que en la escuela los alumnos aprendan a leer y a escribir o a sumar y restar. Se trata de aplicar medidas básicas, que el Consejo Nacional de Educación ha sintetizado muy bien en sus propuestas, con el fin de asegurarles a todos los peruanos educación de calidad. Lo que hay que hacer no es tan complicado.

¿Cuál es el obstáculo?

Reconocer que, siendo un tema muy complejo con enormes costos políticos, se requieren acuerdos para el largo plazo. Tiene que haber un pacto por la educación separado de cualquier otra consideración. Se debe conseguir dos cosas: un zar de la educación que dure cinco años y 61 congresistas o más que respalden durante esos cinco años con leyes, normas y rapidez de ejecución, lo que se haya acordado hacer. Así, si el zar tiene que enfrentarse con el Sutep, o con quien fuera, tendrá respaldo político.

Aceptaría el cargo de zar si se lo propusieran…

No. Ese es un cargo que tiene que nacer de los grupos que van a dar mayoría y tiene que ser alguien que les dé confianza. El problema conmigo es que yo digo las cosas de manera franca y clara, y eso me ha llevado a chocar, más de una vez, con casi todos los líderes políticos o sus congresistas. Sospecho que varios de ellos se sentirían muy incómodos con mi presencia, de manera que yo hago estos planteamientos con la absoluta convicción de que no se les ocurriría siquiera pedírmelo.

¿Cuántos años de medidas concretas se necesitan para empezar a ver mejoras concretas en la calidad educativa?

Un año. En un año se pueden hacer todos los planteamientos necesarios y preparar el ambiente para que los años siguientes el asunto marche sobre ruedas. Para eso se necesita, como te dije al principio, el respaldo incondicional del Congreso que provea el soporte legal y un gobierno que dé el soporte económico, permita hacer a los especialistas lo que tienen que hacer.

¿Este compromiso de los partidos por la educación, debería hacerse desde ya o habría que esperar que salga el próximo presidente?

Me parece que debería empezarse de una vez para que se pueda plantear como oferta electoral. Así, todos los partidos que estén de acuerdo que oferten: «Yo estoy en el pacto, yo apoyo la idea de hacer un quinquenio por la educación» Estoy seguro de que si tres o cuatro firman conseguimos los congresistas necesarios y podemos empezar a cambiar las cosas. Por eso soy optimista, creo que hay que plantear el tema para que los políticos que están ahora en campaña electoral se sumen.

¿Habrá solución?

Yo sí soy optimista. El Perú tiene la mesa servida: hay dinero, hay recurso humano, hay infraestructura pero no hay un proyecto que articule, que ensamble, que le dé norte a todo esto. Lo único que falta es un gobierno, que debería ser el próximo, que decida asumir el reto.

Si no comprenden un texto simple, cómo pueden elegir

Reproducimos una selección de lo que afirmó el educador en la última CADE, en el marco de «La responsabilidad de la prensa frente al proceso electoral y nuevo gobierno».

«Los votantes mayoritarios de hoy son los niños de la escuela pública de ayer, que preparó esclavos al servicio del caudillo de turno. Esa educación represiva es el caldo de cultivo para cualquier proyecto autoritario, liderado por un caudillo encantador que ofrece soluciones simplistas a todo, con un tono de firmeza».

«Un alumno al que se le presenta una sola versión de las cosas, que acepta lo que el profesor dice solamente porque él lo dice, al que se le premia por su obediencia y se le castiga por su pensamiento independiente adoptará la misma conducta frente a los caudillos políticos».

«A votantes que no pueden calcular cuánto es 1/2 + 1/3 o no comprenden la lectura de un texto simple, les estamos exigiendo que entiendan mensajes como «bajaremos las tarifas telefónicas y los intereses bancarios»; «no pagaremos la deuda externa»; «expulsaremos a los chilenos que se apropian de nuestras tierras», «legalizaremos la coca». ¿Ustedes creen que podrán entender las consecuencias de las medidas propuestas? No hay ninguna posibilidad. Los peruanos no han sido educados para razonar, cuestionar, confrontar, verificar. Se han formado como inválidos intelectuales».

«Solo hay dos actores sociales que, además de los políticos, pueden colocar temas en agenda. Los empresarios y los medios de comunicación. Cuando se organizaron y articularon para lograr empujar el TLC o cerrar la 20530, lo consiguieron. Si empujaran la educación con el mismo ímpetu para colocarla como un tema central para la agenda nacional, sin duda lo lograrían».

En FB: https://www.facebook.com/leon.trahtemberg/posts/1660466030720592?pnref=story

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Hace 12 años me entrevistó Patricia del Río para El Comercio que la tituló «La educación pública es una gran estafa». Leyendo ayer la columna de Moisés Naím con título similar no sólo evoqué esa entrevista, sino que descubrí la enorme similitud de conceptos a pesar de los 12 años transcurridos. Reitero mi preocupación: los decisores latinoamericanos no están entendiendo que más de lo mismo en educación no nos llevará lejos. Es hora de reformular dramáticamente nuestros enfoques y quehaceres y eso requiere coraje más que complacencia.

Moisés Naím, El País 18 02 2018 «¿Cuál es la mayor estafa del mundo? La educación» «No se trata de que los niños no puedan ir a la escuela; es que allí no aprenden». El economista Moisés Naim explica por qué a pesar de los esfuerzos titánicos de la humanidad para educar a sus niños, «los resultados son patéticos»

https://elcomercio.pe/mundo/actualidad/mayor-estafa-mundo-educacion-noticia-498092

https://elpais.com/elpais/2018/02/17/opinion/1518885620_434917.html

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(LT: en palabras sencillas, todo lo que se discute sobre transformaciones pendientes el para la educación relevante para estos tiempos). Jesús Montero Tirado, 07 01 2019) Desafíos apremiantes. Son muchas las novedades tecnológicas, los nuevos conocimientos, los nuevos medios y modos de comunicarnos e informarnos, que están presentes y activos en nuestra vida cotidiana, social, laboral, cultural , profesional, política…, ante los cuales nuestro sistema educativo aún no ha reaccionado.