Existe mucha investigación que demuestra que un vocabulario rico es crucial para cultivar las habilidades de comprensión de lectura. También está demostrada la fuerte relación entre lectura y escritura, entendidas como procesos análogos y complementarios. Ambos involucran la generación y organización de ideas en un orden lógico, su captación o exposición coherente y la revisión de su coherencia.
Por otro lado, si el proceso de escritura está intrínsecamente ligado al proceso de lectura, y el proceso de lectura es fuertemente dependiente del vocabulario, se deduce entonces que el proceso de escritura también depende del vocabulario.

Shawna Brynildssen exploró algunas de las formas por las cuales el vocabulario logra influenciar la habilidad de la escritura, y cómo los profesores pueden usarlo para mejorar las habilidades de escritura. (ERIC Digest en internet, ED446339, Nov 2000)
Ella sostiene que en cierta manera, la habilidad de escribir efectivamente se sostiene sobre el dominio de un adecuado vocabulario aún más de lo que requiere la habilidad para leer. Una vez que los alumnos aprenden a decodificar palabras, son capaces de leer y pronunciar muchas palabras desconocidas. Pueden inclusive ser capaces de determinar los significados precisos de palabras desconocidas examinando el contexto en que esas palabras son usadas. Durante el proceso de escritura, sin embargo, los alumnos no solo examinan el contexto en el que son usadas las palabras, sino que además crean el contexto. Por eso, el escritor debe ser capaz de volver a usar espontánea y correctamente palabras que anteriormente ya entendió.
Dado que la escritura depende de la habilidad de usar las palabras para describir un evento, la amplitud y profundidad del vocabulario del alumno tendrá una influencia directa sobre el valor descriptivo, precisión y cualidad de sus escritos.

Laflamme (1997) ofrece diversas criterios que pueden guiar la creación e implementación de un programa de desarrollo del vocabulario comprehensivo, que incluye lo siguiente:
1). Los profesores deben ofrecer instrucción directa de técnicas o procedimientos para desarrollar un amplio y diverso vocabulario, tanto en los programas de lenguaje como en las interacciones informales que tienen habitualmente con los alumnos.
2). Las nuevas palabras deben conectarse con los conocimientos y experiencias previas de los alumnos. Si los alumnos son incapaces de contextualizar las palabras nuevas vinculándolas con conceptos previamente entendidos, las palabras tendrán poco sentido para ellos. Y si no tienen sentido, no las volverán a utilizar. A lo más, las memorizarán para pasar un examen.
3). Los alumnos deben ser capaces de contextualizar los términos del vocabulario que ellos han usado y usarlos en su vida social. Para hacerlo eficazmente, primero deben aprender a sentirse cómodos usando estas palabras en la clase. Los alumnos deben ser requeridos o alentados a incorporar nuevos términos del vocabulario en sus reportes y presentaciones escritos y orales.
4). La práctica y repetición son importantes por lo que los alumnos deben estar expuestos frecuentemente a las mismas palabras a través de prácticas, ejercicios en clase y exámenes.
5). Los profesores deberían incentivar el entusiasmo por la curiosidad acerca de palabras nuevas, resaltando palabras interesantes conforme aparecen en los textos, cuentos, conversaciones; pidiendo a los estudiantes que exploren maneras alternativas de expresar conceptos; y ayudándolos a identificar formas de expresión coloridas y descriptivas para hablar y escribir.
6). La enseñanza de vocabulario debe ser un proyecto interdisciplinario, integrado al currículo en todos los niveles.

ESCRITURA.

Mientras que un vocabulario mejorado puede mejorar las habilidades de escritura de los alumnos, nada garantiza que lo hará automáticamente. Solo ocurrirá si el profesor es capaz de crear un clima que toma en serio la escritura. Para lograrlo, se pueden usar en clase las siguientes técnicas:
1). Compartir literatura rica en vocabulario, leyendo en voz alta y discutiendo las palabras interesantes que aparecen en libros, poemas y cuentos.
2). Ayudar a los alumnos a estar alerta y buscar palabras interesantes. Esto puede tomar muy diferentes formas. Por ejemplo, los estudiantes pueden ir en parejas a buscar palabras que les llaman la atención y después, escribir palabras comunes que puedan sustituir a las que usó el autor. También pueden crear paredes o bancos de palabras.
3). Ofrecer una variedad de oportunidades para comunicar ideas por escrito. Los estudiantes tienen más interés en escribir cuando se les da la oportunidad de escoger alternativas para sus tareas.
4). Proveer de suficiente tiempo para que los estudiantes experimenten plenamente el proceso de escritura.
5). Permitir a los alumnos conversar con sus profesores y compañeros sobre los temas que han escogido. Así el profesor podrá animarlos y ayudarlos a expandir sus habilidades.