Enero y Febrero son meses de vacaciones para alumnos y profesores. A esos 60 días se agregan muchos otros a lo largo del año que determinan que a lo más los alumnos asistan 180 días a clases. Muchos consideran que es insuficiente. ¿Es así? ¿Qué rol cumplen las vacaciones? ¿Es preferible que sean más cortas o más largas? Sobre estos temas conversamos con el Profesor León Trahtemberg en la entrevista que le concede todos los meses a Tiempos el Mundo.

T de M: ¿Para qué sirven las vacaciones escolares?

La razón principal es hacer un alto en el camino para descansar, descargar tensiones, oxigenarse cambiando de rutina, de modo que se pueda cuidar la salud mental de las personas. Además las vacaciones permiten que los profesores puedan viajar o asistir a cursos de perfeccionamiento, lo cual es más difícil durante el año escolar. Sin embargo, la razón terapéutica me parece la principal: evitar el desgaste y la acumulación de estrés de los profesores.

T de M: ¿Qué motiva su desgaste?

El problema profesional más serio que tienen los profesores es el desgaste que se deriva del estrés por exceso de trabajo, el control de la disciplina, las relaciones con los colegas, así como las demandas de los padres y la administración.
En muchos países este estrés es un importante factor que produce el abandono de esta profesión o el maltrato a los alumnos. Todo esto nos lleva a pensar que si un profesor está mental y emocionalmente debilitado, obviamente eso habrá de afectar su trabajo y sus relaciones con los colegas y alumnos.

T de M:¿Cómo se manifiesta el estrés? ¿Se da igual en todos los profesores?

Hay un estudio finlandés muy bueno de Kari Salo en 1995 que da luces para esto. Sus resultados mostraron que a lo largo del año escolar se producía una clara acumulación del estrés, con manifestaciones de ansiedad, agotamiento, depresión, descenso de la satisfacción por el trabajo, aumento de enfermedades, mayor consumo de medicinas y pasividad sexual, y que esto se acentuaba en el último trimestre del año escolar.
El mismo estudio finlandés sostenía que la intensidad del estrés variaba dependiendo de la personalidad de cada profesor. Las personalidades emocionales eran los que más sentían el estrés, mientras que los profesores racionales eran los que menos estrés acumulaban, quedando entre ambos los profesores con personalidad orientada a lo social.

T de M:¿De qué depende este estrés? ¿De qué manera se expresan?

Según lo que enseñan los estudios la intensidad del estrés no depende de la edad, sexo, experiencia, ni el grado en el que enseña el profesor. Los estresores potenciales son las relaciones con los colegas, que generan ansiedad; la pobre motivación de los alumnos, que genera depresión; y la mala conducta de los alumnos que produce un gran agotamiento.
En el corto plazo el indicador de estrés más notorio es la ansiedad, mientras que la depresión y el agotamiento eran resultados de estados de estrés prolongados. Sin embargo, la ansiedad no paralizaba tanto como el agotamiento y la depresión.

T de M:¿Cuáles son las fuentes principales de estrés en al escuela?

Según el estudio de Kari Salo, que ha sido ratificado muchas veces en otros países, las fuentes principales del estrés en la escuela estaban relacionados con los alumnos (49%), la disconformidad con el trabajo (21%), y las relaciones con los colegas (20%). El resto (10%) se derivaba de situaciones mixtas concernientes a alumnos, padres y los propios profesores. A ello hay que agregar que los problemas del hogar eran un factor muy poderoso que alimentaba el estrés.
En otras palabras, los profesores no saben cómo lidiar con el estrés profesional, que parece relacionarse con una variedad de temas que tienen que ver con la vida (salud, satisfacción con la vida, relaciones sociales), el trabajo (habilidades para el trabajo, predisposición de los alumnos, relaciones con los colegas) así como con las formas de lidiar con los problemas.

T de M:¿Tiene algo que ver la personalidad de los profesores en la distinta magnitud del estrés que sufren? Me imagino que un profesor exitoso debe sufrir menos estrés que un profesor que se siente fracasado o insatisfecho?

Efectivamente la autoimagen del profesor y la retroalimentación sobre el éxito de su trabajo que recibe de alumnos y padres tiene relación directa con su estrés. Los profesores con menos estrés son aquellos que tienen una autoimagen positiva sobre su capacidad profesional, están satisfechos con su vida, y no piensan en el trabajo durante su tiempo libre, en el cual mantienen una activa vida social y realizan diversas actividades, ejercicios y se dedicaban a sus hobbies. Ellos logran una mejor disposición de los alumnos hacia el estudio y la buena conducta. Por su parte los profesores con estrés agotador conciben negativamente sus habilidades para el trabajo, están insatisfechos con su vida y aún en su tiempo libre piensan en el trabajo. Como paliativo muchos suelen apelar al uso de estimulantes como alcohol, tabaco y comida, sin que eso los libere del la depresión.

T de M:¿Y cómo es el caso de los directores, que soportan otro tipo de presiones?

Efectivamente el director está sometido a presiones, expectativas y rendiciones de cuentas distintas a los profesores. Además siendo la cabeza visible de la institución es un permanente objeto de agresión de todos los que lo rodean.
Lo que más estresa y agota a los directores son las razones organizacionales, sobre todo financieras, de administración y control de disciplina de las personas. También los estresa la sobrecarga de trabajo. Finalmente se estresan por las relaciones con padres, supervisores y representantes de la administración estatal central y local. Lo que es muy central y reiterativo en todos los estudios, es que cuando el director siente que su liderazgo esta amenazado, ello se convierte en una de las principales causas de su agotamiento.

T de M: ¿Da lo mismo acumular las vacaciones que repartirlas a lo largo del año?

Sin duda pondremos en marcha el Acuerdo Nacional por la Educación y estoy seguro que los candidatos presidenciales prometerán la priorización de la educación y el incremento de los recursos para ese sector, especialmente para revalorizar al magisterio. Si no cumpliesen, IPAE, Foro Educativo, Sutep y muchos más estaremos en primera fila para demandárselo activamente. En lo personal tengo la esperanza que la propuesta que haré a nombre del grupo de trabajo, sobre los nuevos enfoques de gestión y la formación de vanguardias, sea bien acogida. Por mi parte no veo otras opciones para levantar de inmediato la educación peruana.

T de M: Esta vez IPAE también ha convocado a concursos de arte. ¿En qué consisten?

No, pero aquí los alumnos son un factor más decisivo. Las vacaciones demasiado cortas no crean el espacio de descanso, oxigenación, cierre de un ciclo e inicio de otro. Las vacaciones demasiado largas perjudican especialmente a los más pequeños, produce retrocesos en sus aprendizajes, y los desorganiza. Por eso es que tantos padres buscan que darle ocupación a sus hijos en vacaciones.
Por eso es que en el colegio «León Pinelo» lo que hacemos es dar a los alumnos dos meses y medio de vacaciones de verano y además dividimos el año por trimestres, al final de cada uno damos una semana de vacaciones, además de las de fiestas patrias. Así se reparten los ciclos de estudio y descanso a lo largo del año, sin concentrarlos en exceso.

T de M: ¿Cómo se compara la extensión de las vacaciones en el Perú respecto a otros países?

Son bastante más largas que en otros países, cuyo promedio de días escolares es 195 días. Por ejemplo en China son 253 días escolares, en Japón 243, Corea 222, Israel 215, Chile 200, Bolivia 200 y EE.UU. 185. Perú con 180 días de clases está bastante atrás. Pero no estamos atrás solamente en número de días sino de horas diarias, que en Perú son 7 en primaria y 8 en secundaria mientras que en otros países son 9 y hasta 10 horas diarias.