Los entusiastas PISA-lovers que para aludir a la calidad educativa se enfocan exclusivamente en las competencias evaluadas por PISA como matemáticas, lectura y ciencias, no están apreciando de modo holístico y actualizado lo que realmente significa estar bien preparado para el mundo moderno. Si en consideración a todos los expertos de  vanguardia ampliamos la mirada para incluir competencias esenciales como las socioemocionales, habilidades digitales y tecnológicas, creatividad e innovación, pensamiento crítico, habilidades prácticas, ética y ciudadanía global, y salud física y bienestar, el panorama cambia drásticamente.

Ya que no se han hecho evaluaciones directas estandarizadas que de por sí serían un contrasentido, con ayuda del ChatGPT recogí la información existente que evalúa esas competencias esenciales y tabularlas al estilo PISA. Se aprecia que países europeos y en particular los países nórdicos Finlandia, Dinamarca, Noruega y Suecia a los que les va bien en las pruebas tradicionales de PISA destacan especialmente en las áreas críticas para el desarrollo integral de los estudiantes, mientras que los asiáticos caen en su preeminencia y en particular a los chinos no les va bien.

Estos países de la vanguardia han implementado sistemas educativos que valoran una amplia gama de habilidades más allá de las académicas tradicionales. Finlandia, por ejemplo, se destaca por su enfoque en el bienestar de los estudiantes, la enseñanza inclusiva y la promoción de competencias socioemocionales. El sistema educativo finlandés es conocido por fomentar el pensamiento crítico y la creatividad, lo cual se refleja en su capacidad para innovar y adaptarse a los cambios.

Sorprendentemente, cuando se consideran estas competencias adicionales, algunos de los países asiáticos que tradicionalmente lideran en PISA, como Singapur, Corea del Sur y Japón, se encuentran más rezagados. Aunque estos países logran resultados impresionantes en matemáticas y ciencias, la presión constante y el enfoque en el rendimiento académico pueden llevar a deficiencias en otras áreas importantes. Singapur y Corea del Sur han sido criticados por sus sistemas educativos altamente competitivos, que pueden limitar la creatividad y aumentar el estrés entre los estudiantes.

La evaluación integral de la educación debe incluir competencias socioemocionales, habilidades digitales y tecnológicas, creatividad e innovación, pensamiento crítico, habilidades prácticas, ética y ciudadanía global, y salud física y bienestar. Estas áreas son cruciales para el éxito en el siglo XXI y no deben ser ignoradas. Las habilidades como la empatía, la autorregulación y la resiliencia son fundamentales para el bienestar personal y la interacción efectiva en la vida cotidiana y profesional. En un mundo cada vez más digitalizado, la competencia en el uso de tecnologías de la información es vital. Esto incluye no solo el manejo técnico, sino también la capacidad de evaluar la veracidad de la información en línea y la seguridad cibernética.

La capacidad para pensar creativamente y resolver problemas de manera innovadora es esencial en muchos campos laborales actuales y futuros. Esto implica no solo creatividad artística, sino también innovación en ciencia, tecnología y negocios. La habilidad para analizar información, cuestionar su validez y construir argumentos sólidos es fundamental para la toma de decisiones informadas. Competencias prácticas como la carpintería, la mecánica y la cocina son cruciales para muchos trabajos y para la autosuficiencia. Entender y respetar las diferencias culturales, además de tener un sentido ético y de responsabilidad global, es crucial. Esto incluye temas como derechos humanos, sostenibilidad y justicia social. La salud física, incluyendo la nutrición y el ejercicio, es fundamental para el bienestar general y el rendimiento académico y laboral.

La excesiva dependencia en los resultados de PISA para guiar las políticas educativas puede llevar a una visión miope de lo que significa una educación de calidad. Es crucial que los sistemas educativos amplíen su enfoque y valoren una gama más amplia de competencias que preparen verdaderamente a los estudiantes para los desafíos del futuro.

Reevaluar y expandir nuestro enfoque educativo más allá de las competencias medidas por PISA no solo es beneficioso para los estudiantes, sino también para las sociedades en su conjunto. Adoptar una evaluación más integral permitirá preparar mejor a los jóvenes para un mundo en constante cambio, equipándolos no solo con conocimientos académicos, sino también con las habilidades esenciales para enfrentar los desafíos del futuro con éxito y resiliencia. Hacen mal los países que son PISA-lovers en insistir en darle una importancia que no tienen para la educación relevante de estos tiempos, y deberían empezar a fijarse más acentuadamente en aquellas dimensiones de la educación que sí son trascendentes para la vida presente y futura de nuestros estudiantes.

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