Como deben saber mis seguidores además de la educación, un tema que también he estudiado y sobre el que publico ocasionales columnas es el de los continuos conflictos en el Medio Oriente, especialmente los que conciernen a Israel. De modo que para los interesados en ampliar su visión geopolítica de la región los invito a leer esta columna

En la imagen de la lucha por el poder mundial entre EE.UU., China, Rusia, y los grupos de países como Europa, BRICs, Euroasia, OTAN, OPEP, AUKUS, etc. a veces se pierde de vista los intereses particulares de cada país, al que se le considera protegido por intereses geopolíticos de las grandes potencias, como es el caso de Irán al que se alinea con Rusia y China dada su confrontación con EE.UU. e Israel, que están en el otro lado de la ecuación. Por eso esta vez me ocuparé de Irán.

Una combinación de factores históricos, religiosos, geopolíticos y de seguridad hacen que Irán, como una nación mayoritariamente chiita, busque ser una potencia dominante en el Medio Oriente y consolidar su influencia entre las poblaciones chiitas en otros países de la región, como Irak, Líbano, Yemen y Siria, lo que es visto como una amenaza por los países sunitas de la región especialmente Arabia Saudita.

También está presente la ambición por someter política o militarmente a la mayor cantidad de países islámicos productores y exportadores del petróleo que están en la región, para ejercer un poder económico a nivel mundial, que es uno de los factores que motiva los pactos de defensa que tienen estos países con los EE.UU. No olvidemos que Irán es uno de los países con más experiencia militar acumulada en el terreno de la guerra, y de tener la «cancha libre», fácilmente podría anexarse varios de los países productores de petróleo del Golfo Pérsico.

En la visión geopolítica y estratégica de Irán, Israel juega un papel significativo, principalmente como una amenaza estratégica y militar, especialmente debido a la estrecha relación de Israel con Estados Unidos y la presencia nuclear de Israel en la región. En el intento de contrarrestar la influencia de Israel en la región, Irán se presenta como el líder de un frente de resistencia contra Israel, lo que también le sirve para influir o unificar tras sí a ciertos grupos y poblaciones en el mundo árabe y musulmán y en particular los palestinos.

Por lo tanto, debilitar a Israel por cualquier medio es un componente estratégico para la visión global de Irán y procurar calentar militarmente las fronteras de Israel juega en esa dirección, razón por la que financia y anima con entrenamiento y armas a estos grupos aliados, aunque cuidándose de evitar (por ahora) una confrontación directa con Israel (y eventualmente Estados Unidos). Tomemos nota que Irán actúa apoyando a los movimientos chiitas en Siria (Hezbola), Irak (Fuerzas de Movilización Popular PMF), Yemen (hutíes), Líbano (Hezbola), y aunque la Yijad Islámica y Hamas en Gaza y en los territorios palestinos son sunitas, los apoya por ser un activo estratégico contra Israel. Sin embargo, estos tienen su propio juego que no siempre responde a los intereses estratégicos de Irán y pueden escalar los conflictos regionales.

¿A que le teme Irán para cuidarse de no escalar demasiado el conflicto? Por un lado, debe lidiar con amenazas regionales inminentes, especialmente los extremistas religiosos talibanes sunitas en Afganistán y el ascenso de ISIS que pueden desestabilizar a Irán. La población iraní está descontenta por el alto costo de vida, desempleo, inflación, corrupción, represión contra las mujeres, y los grupos disidentes pueden aprovechar cualquier fisura en la capacidad del gobierno de Irán de controlar y reprimirlos para desestabilizarlo. La frontera común con Afganistán se ha convertido en un caldo de cultivo para el tráfico de drogas y armas, y hay un importante flujo de refugiados afganos hacia Irán. A eso se suma el extremismo violento y sectario anti chiita del ISIS, que es capaz de llevar a cabo ataques dentro de Irán y desestabilizar a países aliados de Irán como Irak y Siria, como ya lo hicieron hace unos años.

A pesar que Irán es un país exportador de petróleo, tiene que hacerlo utilizando todo tipo de triquiñuelas para evadir las sanciones comerciales de Estados Unidos y además usar las mismas complejas rutas marítimas bajo constante amenaza. Estas sanciones han exacerbado la inflación y el desempleo, y si a ello se sumara mayores dificultades para exportar petróleo, podría dañar aún más la economía ya debilitada de Irán y el descontento popular.

La geopolítica regional también juega un papel crucial. Irán debe considerar sus relaciones con otros países árabes, algunos de los cuales han normalizado relaciones con Israel. Una confrontación abierta con Israel podría complicar estas relaciones y aislar aún más a Irán en la región. Además, el riesgo de represalias militares por parte de Israel y sus aliados, y la posibilidad de un conflicto regional más amplio, son disuasivos significativos porque sin duda, de salirse de control, incrementarían la inestabilidad y continuidad de su gobierno

En resumen, mientras que Irán mantiene una postura desafiante en el escenario internacional, está consciente de los riesgos y costos de una confrontación directa con Estados Unidos e Israel. Estos factores, desde las sanciones económicas hasta las preocupaciones de seguridad interna y regional, actúan como un freno para Irán, incentivando una estrategia más cautelosa y calculada.

Sin embargo, la imprevisibilidad es la norma, cuando se trata de imaginar el futuro desarrollo de los conflictos regionales.

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