Desde el sábado pasado no encuentro las palabras que expresen esta mezcla de dolor, incredulidad, confusión, ira e identificación con las víctimas de la masacre del Hamas en territorio de Israel.

Solamente la idea de ver esos niños de 3 años degollados y otros secuestrados como rehenes entremezcladas con las imágenes de niños que conozco me estremecen. Y de allí pensar en el futuro golpea más. Si Israel se refrena ocurrirá de nuevo. Si Israel reacciona con toda fuerza habrá largas jornadas de muertos y heridos de ambos lados con la habitual actitud de culpabilización a Israel de buena parte de los medios que usan a los muertos para nutrir sus noticias. Y esos muertos serán civiles y militares, aunque francamente no entiendo la diferencia entre un muerto civil y uno uniformado, como si ambos no fueran personas, como si ambos no tuvieran familiares que los lloran.

¿Cuál es una respuesta adecuada a los hechos cuando el Hamas le dice a Israel que ustedes no tienen derecho a existir y haremos todo lo que esté a nuestro alcance para eliminarlos del mapa? ¿Cómo encarar la cobardía de sus dirigentes que mandan a la muerte a su gente cómodamente instalados desde Egipto, Siria, Qatar, Irán… diciendo que hay que morir por amor a su dios como manda su religión islámica? ¿Cómo entender que se celebre festivamente el asesinato de cualquier judío en cualquier lugar del mundo pretextando motivaciones islámicas? ¿Cómo evitar sentirse parte de un juego geopolítico en el que Irán quiere eliminar a Israel alimentando la hostilidad de Hamas y Hizbollah, porque le estorba en su deseo de tener la cancha libre para adueñarse de las reservas petroleras de Arabia Saudita, Kuwait, Emiratos Árabes, etc. que están a la mano tan solo cruzando el Mar Rojo, y de paso tener acceso libre al Mediterráneo?

Esa mezcla de geopolítica, antisemitismo y reivindicaciones históricas con la religión islámica en su expresión más totalitaria y radical lamentablemente no se puede enfrentar con manos tibias. Israel esta vez tendrá que apelar a mano dura… para lo que dure.

¿Entenderá el mundo que no hay otra opción? ¿Qué no hacerlo es una invitación a la recurrencia? ¿Qué Israel tiene que hacer todo en sus manos como lo hicieron las potencias que eliminaron al ISIS sin reparar en el costo humano y material de ambos lados que eso representó? ¿Cómo se vería hoy el Medio Oriente si ISIS no hubiera sido detenido? ¿Existirían Líbano, Siria, Irak…?

Israel no puede resolver el problema de todos. Pero sí el suyo.
Y regreso de esta disquisición racional para apelar a las palabras que no son palabras, porque su contenido está muy lejos de describir y expresar lo que siento en este momento. La noticia de esta masacre me ha dejado en un estado de shock e incredulidad.

No puedo entender cómo alguien puede cometer actos tan terribles. Nos enfrentamos a una violencia que desafía cualquier explicación lógica. Nos hace cuestionar la humanidad y la sociedad en la que vivimos. ¿Cómo es posible que en un mundo que valora la empatía, el amor, la compasión y la justicia, ocurran actos tan horrendos?

Solo hay respuestas incómodas sobre la seguridad capaces de prevenir futuras tragedias. Eso es lo que está buscando Israel en estos días y espero que así sea entendido por las personas de buena voluntad que finalmente quieren convivir en paz.

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