Por más esfuerzo, buena fe y aumentos presupuestales que coloque el gobierno en la educación pública, tomará varios lustros revertir el deterioro acumulado por 40 años y cerrar la brecha en calidad educativa y formación magisterial que nos separa del mundo desarrollado.

Mientras tanto, los alumnos que asisten a la escuela pública son rehenes de un sistema educativo que no les ofrece mayores opciones de buena formación y sólo los más motivados e incentivados por sus padres logran salir adelante a pesar de la pobre escolaridad recibida.

Hay que buscar una fórmula que le de más opciones educativas al alumnado de la escuela pública, en tanto avanza su lentísimo proceso de mejora de calidad y logros educativos. Propongo crear un sistema educativo paralelo al actual, que lo complemente y a su vez abra opciones inmediatas a los alumnos para alcanzar un destacado desempeño al menos en un par de áreas o actividades en las cuales tengan mayor motivación o talento.

Este sistema tendría actividades parecidas a las que actualmente tienen los escolares pagantes de cursos extracurriculares, pero estaría organizado masivamente para que tengan acceso gratuito los alumnos de la escuela pública de cada distrito grande o provincia, con derecho a unas 10 horas semanales de actividades en aquello que escojan, en los 7 días de la semana incluyendo vacaciones escolares. Cada alumno escogería si prefiere horas de refuerzo de los cursos escolares, actividades en laboratorios científicos, aprendizaje virtual y de TIC, diseño, gastronomía, fotografía, artesanía, joyería, técnicas agrícolas, las diversas artes, deportes o ramas del atletismo, mecánica, club literario, y decenas de otras opciones.

Cada alumno recibiría un bono extracurricular por esas horas, a manera de tarjeta de crédito con su DNI o número de matrícula escolar, y se inscribirían trimestralmente, de modo que los organizadores puedan administrar la oferta y demanda.

Estaría dirigido por un directorio independiente del Ministerio de Educación, similar quizá al del Senati, con una mayoría empresarial y con representantes de cada municipio distrital o provincial que participe, así como representantes de las instituciones educativas no escolares y no formales que existan en la comunidad y que quieran participar, como clubes, centros culturales, museos, bibliotecas, institutos, etc. El financiamiento vendría de programas de responsabilidad social empresarial, canon y fondos municipales y las clases y actividades estarían a cargo de profesionales y técnicos de todas las especialidades que serían contratados por las horas de clases a su cargo.

Si gracias a esto cada alumno pudiera encontrar cuando menos una o dos actividades en las que pudiera alcanzar su excelencia, no solo levantaría su autoestima y compensaría las áreas escolares en la que está débil por las deficiencias de la escuela pública, sino que tendría la oportunidad de encontrar pistas muy claras sobre aquellas actividades en las que puede ser exitoso. Con ello podría abrirse puertas a opciones ocupacionales o académicas de buen nivel y eventualmente quedar en mejores condiciones para tentar la educación superior. Lo importante es indultar a los alumnos de la escuela pública que por ahora están condenados a una educación precaria terminal, en tanto esta revierte sus males.

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