Por un lado se demuele a Beatriz Merino y por otro nos preguntamos por la violencia juvenil, esa manera impulsiva como los jóvenes frustrados descargan aquello que tienen dentro de sí y no han aprendido a tolerar o elaborar. Los jóvenes necesitan a sus padres y líderes de opinión para identificarse con ellos y sentirse seguros. Si están expuestos a modelos violentos como lo vemos en la vida, los más desbordados actuarán de la misma manera. Aquí la labor de los tutores bien entrenados es fundamental.

Por lo demás, no es de extrañar que las pandillas estén asociadas a las grandes unidades escolares donde la cantidad de alumnos y profesores no permite que haya un clima cálido. A la edad en la que los niveles de testosterona potencian su capacidad física y energética, se les pide a los jóvenes que estén tranquilos, sean pasivos y estén callados. Por eso es que una estrategia exitosa es canalizar su energía y agresividad a través del deporte.