Basta darle vuelta a lo que universalmente se reconoce como lo que no funciona y usar la inteligencia de quienes ya han acumulado experiencias exitosas en educación para crear una matriz de condiciones que no dependan exclusivamente del financiamiento, pero que produzcan el salto adelante en educación.

Un cambio radical empieza por cuestionar las premisas de siempre. Si sabemos que las clases expositivas no enganchan a los estudiantes, ¿por qué seguimos usándolas como el formato predominante? Si el currículo es tan extenso que no permite profundidad, ¿por qué no reducirlo y priorizar habilidades críticas? Reformar no significa gastar más, sino decidir mejor. Se trata de darle a los docentes y alumnos el poder de definir juntos una parte del aprendizaje, creando un espacio para la curiosidad y la creatividad.

No todo requiere tecnología de punta, pero sí estrategia. Escuelas con recursos limitados han transformado el aprendizaje implementando metodologías activas: debates, proyectos interdisciplinarios y aprendizaje basado en problemas. Estas estrategias no necesitan tablets ni laboratorios de última generación, sino un compromiso para cambiar cómo se enseñan las materias y qué se espera de los alumnos.

Una reciente conferencia que di en Huaraz (11/11/2024) sobre los nuevos paradigmas en la educación partió de lo siguiente: si bien es necesaria una fuerte confrontación con el sistema educativo cuyo responsable es el Ministerio de Educación, porque está evidenciado que su modelo de escuela es incapaz de cumplir sus objetivos, en el detalle de los aspectos a modificar siempre hay un espacio en el que los maestros pueden hacer de su parte, aún si el MINEDU demora en reformar lo urgente. Siempre los maestros pueden hacer lo suyo «un poco mejor» si tienen claro en qué aspectos que dependen de ellos pueden impactar en la vida de sus alumnos.

Así, los maestros tienen dos roles: a la interna, en la escuela, hacer las cosas siempre un poco mejor pensando en el bienestar de los alumnos. A la externa, en su rol público como ciudadanos profesionales, usar todos los medios lícitos y pacíficos para hacer escuchar su voz ante sus allegados, colectivos, padres de familia, candidatos políticos y autoridades actuantes para que se den cuenta de que la propuesta de «educación de calidad para todos con equidad e inclusión» que promueven las autoridades del sistema educativo es un fracaso: un currículo que no sirve, un SiSeVé que los agrede, metodologías que no emocionan, fortalezas que no se cultivan, evaluaciones que discriminan y también a veces docentes que no son competentes

Hay que ensayar rutas más modernas para darle mejores oportunidades de vida a nuestros estudiantes y eso demanda la movilización de todos para crear nuevas convicciones educativas pro-alumno en nuestras autoridades.

En educación, la inercia es el enemigo más grande. Decidir que algo es imposible porque “siempre se ha hecho así” es el primer obstáculo a vencer. Reformar en un año no es utopía; es un acto de voluntad, un llamado a la acción para que lo esencial no espere.

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