EL ANALISTA QUE NO CRITICA EL DISCURSO PRESIDENCIAL… Por León Trahtemberg, 02 08 2015

En vez de que el discurso presidencial sea un objeto para el ataque y defensa, podría ser una pieza oratoria capaz de articular la inclusión nacional. Quizá aún hay tiempo para hacerlo.

La gran mayoría de columnistas y entrevistados no gobiernistas respecto al discurso del presidente Ollanta Humala del 28 de julio han expresado objeciones, reparos, señalamiento de deficiencias, errores, falsedades, omisiones y en general han sido muy críticos con el gobernante. Además, ha habido una sensación de resignación respecto a que no hay mucho que hacer en el año faltante. Los gobiernistas en cambio lo ven todo con luz verde, señalando logros, avances, haciendo una defensa cerrada a la acción del gobierno.

Tratando de recordar y revisar cómo han sido las reacciones en similar situación el último año de los gobernantes anteriores, la única diferencia esencial que encontré fue una menor angustia de los comentaristas respecto a la caída de la economía y la inseguridad ciudadana, temas que ya se han abordado hasta la saciedad antes del discurso.

Quizá todo eso haga que este ritual del discurso presidencial haya dejado de ser interesante. Antes del discurso ya se sabe qué va a decir, cómo van a reaccionar los oficialistas y cómo los opositores. Quizá la diferencia la puedan marcar los analistas, especialmente quienes pueden ponderar la acción del gobierno para resaltar los avances a la par que carencias o deficiencias, y señalar alternativas u opciones novedosas que puedan producir mejores resultados que los que el gobierno obtiene. Valgan verdades, de estos últimos hay varios (me incluyo) pero como somos columnistas u opinantes continuos, que venimos sosteniendo observaciones, sugerencias y propuestas alternativas continuamente, en el momento de comentar el discurso presidencial nos detenemos a señalar aquel aspecto que nos parece que refleja la impresión global del discurso, más que hacer también un listado de logros o deficiencias del gobierno.

El gobierno debería tomarlo así, -porque lee diariamente las críticas específicas sobre cada sector y no necesita esperar a la reacción del discurso de fiestas patrias para saber qué piensan los políticos, especialistas y analistas-, en vez de quejarse de que hay efecto de piñata contra el gobierno. Debería poner todas estas columnas y entrevistas en un recipiente y pedir a sus analistas que le destilen todos los señalamientos críticos hechos al discurso como pieza oratoria que debería darle norte al ánimo nacional, que según lo que hemos visto, el último discurso no logró levantar. Nada impide que el presidente rescate de esas críticas lo central y eventualmente repare en algún próximo discurso aquello que permite modificar al ánimo nacional.

Tomado así, en lugar de que el discurso sea un motivo de ataque y defensa, podría ser un factor de inclusión política nacional que tanta falta hace y que reflejaría la verdadera inclusión que por ahora el gobierno solo entiende como aquella que supone proveer de asistencialismo a los desfavorecidos.

(PD: en mi caso, mi impresión del discurso quedó plasmada en la columna “Falta lo educativo en el discurso presidencial” http://www.trahtemberg.com/articulos/2591-falta-lo-educativo-en-el-discurso-presidencial-28-07-2015-ampliado.html )

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