Artículos sobre el pueblo judío

Hizo bien el congresista electo Luis Cáceres Velásquez en publicar en “Expreso” el viernes 16 de junio una carta de disculpa respecto a sus expresiones de admiración a Adolfo Hítler vertidas en los días previos en algunos medios de comunicación. Él había dicho que no tenemos por qué fijarnos solamente en las cosas malas de las personas, sino también en las buenas, -en alusión a su admiración actual por el presidente Fujimori- y que hay personajes de la historia como Hítler que también tuvieron méritos que deberíamos reconocer, como su liderazgo, capacidad de tomar decisiones, etc. Repreguntado por el exterminio que Hítler realizó con los judíos, replicó que no se refería a esas facetas de Hítler sino a las que eran previas o ajenas al exterminio.

Lo dicho por Cáceres, a pesar de su rectificación posterior, merece comentarse porque se asemeja a versiones similares que otras personas menos notorias también dicen por ignorancia o por convicción, así vengan o no acompañadas de una disculpa posterior. Expresiones de admiración por el peor genocida y violador de Derechos Humanos del siglo en boca de un congresista electo, que además pretende incorporarse a la bancada del gobierno, resultan muy irritantes y desconcertantes. No olvidemos que el Congreso y el Gobierno Peruano reiteradamente han condenado el nazismo, el antisemitismo y han expresado su identificación con las víctimas judías del Holocausto. Esto tiene que ser enfrentado con protestas públicas –como las hechas por Rafael Eldad Embajador de Israel y Eduardo Bigio Presidente del Comité de Relaciones Humanas de la Comunidad Judía-; pero también con reflexiones en voz alta sobre lo que esto significa, como las del propio Beto Ortiz en reacción a Cáceres y las de esta columna, entre otras. De lo contrario nos quedaríamos con el episodio suelto y perderíamos de vista la necesidad de elaborar estas situaciones para que se integren a la cultura popular en su dimensión correcta y puedan así jugar un rol preventivo.

 

EL LADO “BUENO”

Empecemos con la posibilidad de juzgar el valor de un personaje separando sus “cosas buenas” de sus “cosas malas”. Siguiendo esta metodología, Cáceres podría expresar su admiración por cualquier persona nefasta, así se llame Abimael Guzmán, Pol Pot, Adolfo Hítler, los capos de las mafias, o cualquier otro criminal. Siempre podrá encontrar actos o afectos “rescatables” como que Hítler amaba a su madre, Eichman amaba a los animales, Abimael Guzmán amaba a su esposa y Al Capone a su familia. En el terreno de la eficiencia podría decir que Hitler, Guzmán o Pol Pot fueron muy eficientes en lo que hicieron como genocidas, al igual que los capos de las mafias muestran alta eficiencia para el crimen. De modo que esta escisión es inaceptable.

En segundo lugar, como contribución a la cultura general de quienes separan al Hítler del 1939 del Hítler anterior, vale la pena recordar que Hítler fue antisemita desde su juventud, que el programa nazi desde que se publicó en 1920 desconoce el derecho de los judíos a ser ciudadanos alemanes, argumentos reiterados luego en 1924 en su libro “Mein Kapf” y sus múltiples discursos políticos. Apenas llegó al poder en 1933, empezó a dictar una serie de leyes de boicot, expulsión de la vida pública alemana y de discriminación contra los judíos, que culminaron con el encierro en ghettos y posterior exterminio masivo luego de 1939. No se puede entender el nazismo sin Hítler, ni a Hítler sin su cosmovisión antisemita según la cual los judíos son los responsables de todos los males de la humanidad y por lo tanto hay que eliminarlos.

 

REFLEXION
Se puede entender que las personas tolerantes digamos que todos los seres humanos tienen aspectos positivos y negativos y que hay que considerar ambos. Lo que no se puede aceptar es que se exprese la admiración pública por aquellos de los cuales existen evidencias contundentes de su carácter nefasto, razón por la cual se convirtieron en paradigmas del mal. Todos quienes deseamos la convivencia pacífica, la democracia y el respeto genuino a los Derechos Humanos tenemos la obligación de reaccionar. No solo frente a los episodios violatorios puntuales; también ante expresiones que pudieran reivindicar, aunque sea parcialmente, a estos personajes que representan lo más cruel y oscuro de las fuerzas destructivas que puede engendrar la humanidad. Por su parte, la lección para Luis Cáceres y todos los que se expresen como él, debiera estar en reconocer que en sus ligerezas pueden estar expresando prejuicios o genuinas identificaciones que son las que deben ser reelaboradas. (dialogo@ole.com)