En la práctica psicológica existe el concepto de «asociación libre», que consiste en permitir que frente a una palabra que sirve de estímulo, la mente escoja la primera imagen o idea que asocie con ella. Esto se usa mucho también para evaluar los prejuicios (favorables o desfavorables) que generan por ejemplo las naciones, los grupos étnicos o las personalidades públicas. Así por ejemplo en la última encuesta «Opinando en Grande» (nov 2000) producida por «Acción por los Niños» con Imasen y auspiciada por «Save The Children Suecia», sobre las características de los peruanos que más mencionan los niños de 11 a 17 años de Lima y Callao, se obtiene como virtudes que somos trabajadores (18.4%), solidarios (14.9%) y amigables (10.8%), mientras que entre los defectos se menciona conformistas (14.2%), egoístas (12.7%), ociosos (12.5%), incumplidores de promesas (10.1%), indisciplinados (7.5%) etc. Respecto a los males más frecuentes en nuestro país se cita la corrupción (25.9%), no respetar las leyes (16.7%), delincuencia (8.3%), chisme (7.3%), egoísmo (7.1%), mentira (6.4%) etc.
Eso no quiere decir que los peruanos seamos realmente así. Solamente quiere decir que en la percepción colectiva de la juventud peruana somos así.
Los resultados de esta encuesta dan mucho material para pensar. Por un lado los niños nos ven a los peruanos como esforzados y solidarios trabajadores, seguramente a partir de las experiencias que tienen de ver a sus padres esforzarse por ganarse la vida, practicando además la solidaridad en las organizaciones populares. Por otro lado, critican severamente la apatía, inmoralidad y tendencias trasgresoras de muchos peruanos. No hay que esforzarse mucho para entender de dónde sacan esas ideas. Los medios de comunicación se han encargado por años de construir estas actitudes, y los censurables actos del gobierno han afianzado estas apreciaciones. Esto nos deja un reto muy grande a todos aquellos que se preocupan por los valores y actitudes de las próximas generaciones de peruanos.

PANIAGUA
¿Qué tiene que ver todo esto con el Dr. Valentín Paniagua y la enorme expectativa que ha generado su nombramiento como Presidente del Congreso?
Esencialmente, que en la conciencia colectiva Valentín Paniagua representa todo lo contrario a los males criticados por los peruanos, y encarna la expectativa de un Perú distinto a partir de un liderazgo diferente a aquel que nos condujo a los problemas que tanto lamentamos.
Personalmente no conozco al Dr. Paniagua por lo que no puedo emitir juicios a partir de mis saberes personales. En la época en que fue diputado de Acción Popular y Ministro de Interior y Educación, mi cultura política se limitaba a saber quién es el Presidente y conocer a algunos personajes políticos que eran populares en la televisión. Sin embargo, haciendo uso de las «asociación libre» antes mencionada pregunté su opinión a quienes sí lo conocen. De sus alumnos de la universidad escuché que es un excelente profesor. De sus contemporáneos en el gobierno de Fernando Belaúnde y el propio presidente escuché que era un hombre serio, leal y decente. De sus recientes apariciones televisivas he podido apreciar su serenidad, espíritu conciliador y versación en los temas consultados. De los medios de comunicación serios deduzco que es una persona muy apreciada. De los congresistas oficialistas entiendo que ante la imposibilidad de tener un presidente de su grupo político, Valentín Paniagua constituye un líder confiable. Se dice que el (buen) nombre de una persona siempre camina algunos pasos por delante de la persona. En este caso, lo favorece.
Por tanto, Valentín Paniagua tiene la coyuntural enorme responsabilidad de no defraudar a los peruanos, sean gobiernistas u opositores. Sus próximos ocho meses como Presidente del Congreso le ofrecen la oportunidad de hacer pedagogía política, de convertir la decencia en un valor apreciado e imitable, de respetar a las minorías, de dar lecciones de caballerosidad y serenidad, de ponerse por encima de las tensiones propias de la decadencia del fujimorismo y la campaña electoral para tener siempre una palabra de cordura y equidad. Tiene además la gran oportunidad de crear una manera de ser Presidente del Congreso que pudiera ser valorada e imitada por quienes lo sucederán. En otras palabras, tiene la oportunidad de convertirse en un gran educador político de los peruanos.

REFLEXION
En una época de crisis, confusión e incertidumbre, en la que la mayoría de los líderes de opinión sólo se preocupan por la estabilidad económica como si eso resolviese los principales problemas del Perú, nos viene muy bien la presencia de un líder que se preocupe por la estabilidad ética y que dignifique la función política. Buena Suerte, Dr. Valentín Paniagua.