¿Vale la pena ir a la universidad o es mejor una carrera corta? La misma pregunta se la empiezan a hacer los peruanos y en general los estudiantes del mundo habida cuenta la relación costo/beneficio cada vez más desfavorable de invertir tiempo, dinero y el costo de oportunidad de los largos años en los que van a la universidad.

Una columna de CNN (8/7/2024) que toma una encuesta de Gallup y la Fundación Lumina presenta una visión crítica y pesimista sobre la educación superior en Estados Unidos, evidenciando una creciente desconfianza entre los ciudadanos respecto al valor y la eficacia de la universidad. Veamos los factores que menciona, y otros más:

1). Solo el 36% de los estadounidenses tiene confianza en el sistema de educación superior, una cifra que ha caído significativamente desde el 57% del 2015. Este descenso refleja un escepticismo generalizado que abarca diferentes grupos demográficos y se profundiza especialmente entre republicanos de clase media.

2). La educación superior es vista como costosa y con una relación costo-beneficio cuestionable por el alto costo de la matrícula y el incremento de la deuda estudiantil. La formación técnica menos costosa, más corta y más rentable aparece con una relación costo-beneficio más favorable.

3). Para los miles que abandonan los estudios sin concluirlos, la carga de la deuda por estudios que tomaron cuando ingesaron a la universidad no producirá rentabilidad alguna si se vuelve impagable. Los estudiantes lo ven a diario con miles de sus pares y familiares.

4). El aumento en la cantidad de graduados universitarios ha generado una competencia feroz por los puestos de trabajo. Muchos egresados terminan aceptando empleos por debajo de su nivel educativo, lo que reduce el retorno de la inversión educativa y una frustración laboral continua en el tiempo.

5). Las carreras técnicas suelen centrarse en habilidades específicas y prácticas que son directamente aplicables al mercado laboral, mientras que las universidades frecuentemente priorizan la teoría y la investigación, lo cual puede retrasar la incorporación al trabajo productivo.

6). En sectores como tecnología, marketing digital o desarrollo de software, las carreras técnicas y certificaciones cortas suelen estar más alineadas con las necesidades actuales del mercado, permitiendo a los profesionales adaptarse rápidamente a los cambios.

7). En países como Perú, los costos elevados y la falta de becas suficientes perpetúan la desigualdad, excluyendo a estudiantes talentosos de familias de bajos recursos, mientras que las carreras técnicas son más accesibles económicamente. Asistir a una universidad pública gratuita implica vencer en una altísima competencia, lo que lleva a los no ingresantes a buscar opciones privadas que les resultarán poco rentables.

8). Las habilidades prácticas adquiridas en carreras técnicas o programas cortos a menudo fomentan el espíritu emprendedor, ya que los egresados tienen herramientas concretas para iniciar negocios en áreas como mecánica, diseño gráfico, cocina, programación, etc.

9). Las carreras técnicas pueden generar un retorno más rápido, lo que no solo beneficia al estudiante, sino también a las comunidades locales, al incrementar la disponibilidad de profesionales en oficios y servicios esenciales.

10). Aunque la universidad sigue siendo percibida como un camino prestigioso, las carreras técnicas han demostrado ser igualmente efectivas para generar estabilidad económica y movilidad social, un punto que aún necesita mayor aceptación cultural. En un mundo cada vez más globalizado, la certificación técnica puede tener mayor aceptación en ciertos mercados internacionales, particularmente en sectores técnicos y tecnológicos, donde la experiencia pesa más que el título universitario.

En suma, urge la necesidad de reconsiderar el enfoque y el acceso de la educación superior, debido a que no se adapta a las realidades y necesidades generales actuales. Así mismo, urge que las familias sean más racionales en sus decisiones y no se dejen llevar solamente del deseo sin relación con la realidad.

Harían bien las familias y los postulantes en evaluar si realmente el tiempo de estudios y el esfuerzo económico para una universidad más maestría (7 años) se justifican cuando el mercado laboral muestra que en años recientes son más los profesionales que no encuentran un empleo estable y bien remunerado en relación a lo que imaginaron e invirtieron al optar por la profesión. Eso es tan válido en EE.UU. como en el Perú y en muchos países del mundo. Es el tipo caso de un “paradigma” o “sentido común” que no se discute pero que debiera ser discutido, habida cuenta que hoy en día hay carreras técnicas muy demandadas y rentables como opciones más cortas y menos costosas para los estudiantes.

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¿Vale la pena ir a la universidad? Solo el 36% de los estadounidenses confía en la educación superior, según una encuesta  https://cnnespanol.cnn.com/2024/07/08/universidad-estadounidenses-confia-educacion-superior-ap/