A propósito de «Un spot del carajo» de Augusto Álvarez Rodrich, por León Trahtemberg

AAR: «El Tribunal de Honor del Pacto Ético del JNE cometería un error si pretendiera sancionar los insultos en la campaña. Tratar de regular las buenas costumbres implica meterse en camisa de once varas pues será muy difícil saber dónde poner la raya especialmente durante un proceso electoral. Peor aún, se puede estar ingresando en el espinoso terreno de limitar la libertad de expresión particularmente en un momento político que implica la confrontación». (sigue)

LT: Me parece que el spot de Nano Guerra García es hostil, impertinente, no es decoroso, y resulta agraviante para quienes esperamos ver en los candidatos referentes alturados y un ejercicio de decencia política. Dicho eso, sin embargo, me preocupa mucho el tema de la libertad de expresión y la existencia de comisarios de los insultos a cargo del JNE que juzgarán el valor insultativo de una expresión política. Me pregunto, si se le dice a un candidato, «ha actuado de modo corrupto» ¿sería un insulto? Si así fuera, decirle en cambio «en una escala de honestidad entre 10 y 20, te pondría 5 ¿es un insulto? ¿es una opinión? ¿es sancionable por los comisarios del JNE? Si se dice que un candidato es un incompetente ¿es un insulto? y si se dice en cambio «por sus limitaciones no lo contraría en el mundo privado para una tarea similar a la que ofrece hacer al frente del país» ¿es un insulto?. Si en lugar de decir «váyanse al carajo» dice «viva el Perú carajo» ¿sería sancionable? Y si diría «el lugar apropiado para que los candidatos que repiten el plato se sientan cómodos es una cloaca» ¿es un insulto? ¿cuál es la parte insultativa?¿la palabra cloaca?.

Francamente me preocupa que el JNE quiera asumir ese rol que llevaría al absurdo de evaluar cada expresión de cada candidato para pasarlo por el filtro de la corrección del código electoral y pedirles que estandaricen sus comentarios.

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Un spot del carajo (06 01 2016 Augusto Álvarez Rodrich)

No regular al boquita de caramelo en la campaña.

Sería un error y un riesgo para la libertad de expresión que el JNE avanzara en su empeño por fiscalizar los insultos durante la campaña elector.

La iniciativa surge por el spot de ‘Nano’ Guerra García, el candidato de Solidaridad Nacional, en el que, con mucho respeto, les pide a sus rivales “que se vayan al carajo”.

Es un spot efectivo, diseñado por el publicista Carlos Raffo, que ha puesto a su asesorado en el candelero político, algo que no pudo conseguir como candidato del Partido Humanista de Yehude Simon, ni antes cuando trató de postular por el ya descuajeringado Fuerza Social.

‘Que se vayan al carajo’ es una variante del ‘que se vayan todos’, usado en Argentina, una manera de irrumpir en el escenario tratando de distinguirse del resto de competidores.

Dicho spot le ha dado cierta notoriedad a Guerra García, algo a lo que está contribuyendo el propio JNE con un entusiasmo digno de mejor causa.

En efecto, el JNE ha preparado un informe sobre el spot del carajo al amparo del artículo 7.2 del reglamento de propaganda electoral, publicidad estatal y neutralidad en períodos electorales, que señala que es una infracción “realizar propaganda que atente contra las buenas costumbres o agravie en su honor a candidatos, sea cual fuere el medio empleado”.

Un artículo del periodista Martín Hidalgo publicado en El Comercio especula, incluso, que, además de dicho spot, se podrían someter ‘a disciplina’ las declaraciones de, por ejemplo, Daniel Urresti o Eliane Karp.

Esto ocurre cuando los partidos acaban de firmar un Pacto Ético ante el JNE cuya utilidad es similar a un acuerdo de buenas costumbres entre Gerald Oropeza y el ‘Cojo’ Mame, pues ellos son los primeros violadores de estos pactos. Por ejemplo, con los trolls búfalos contratados para acosar a periodistas en las redes.

El Tribunal de Honor del Pacto Ético del JNE cometería un error si pretendiera sancionar los insultos en la campaña. Tratar de regular las buenas costumbres implica meterse en camisa de once varas pues será muy difícil saber dónde poner la raya especialmente durante un proceso electoral. Peor aún, se puede estar ingresando en el espinoso terreno de limitar la libertad de expresión particularmente en un momento político que implica la confrontación.

Como indica el abogado Roberto Pereira, especialista en asuntos de libertad de expresión, “que todo aquél que se sienta afectado en su honor, denuncie el caso directamente ante un juez, conforme al Código Penal”.

Insultos van a haber, y que cada elector decida, a su criterio, si un spot agravia las buenas costumbres y si vota por el candidato que lo use.

Y que ‘Nano’ Guerra García siga enviando a quien quiera al carajo, pues seguramente sus rivales también lo enviarán al mismo destino.