La narrativa educativa dominante sostiene que un buen desempeño en pruebas estandarizadas como PISA, TIMSS y otras evaluaciones censales asegura un futuro próspero para los alumnos y la sociedad. Sin embargo, ¿qué ocurre si miramos la relación inversa? Si analizamos a los países que lideran en áreas como competitividad, innovación, startups y digitalización, encontraremos que no son los que lideran esas pruebas internacionales. Son otros factores los que definen lo que es una buena educación que produce sociedades prósperas y progresistas. Veamos

Países como Estados Unidos, Israel y Suecia son reconocidos por su capacidad para generar startups exitosas. Silicon Valley, en Estados Unidos, con empresas icónicas como Google y Uber, representa el epítome de la innovación. Israel, conocido como la “Nación Startup”, lidera en ciberseguridad y biotecnología, mientras que Estocolmo, en Suecia, ha dado origen a gigantes como Spotify y Skype. Este éxito refleja sistemas educativos que fomentan el pensamiento crítico, la creatividad y el trabajo colaborativo.
Los Rankings de Competitividad Mundial y de Innovación también colocan a países como Suiza, Singapur y Suecia en los primeros lugares. Suiza, por ejemplo, lidera en producción tecnológica y creativa, con un sistema educativo enfocado en la formación dual que combina teoría y práctica.

Países como Estonia, Dinamarca y Finlandia destacan en digitalización. Estonia ha implementado un sistema de gobierno electrónico que permite a los ciudadanos acceder a servicios públicos de manera digital, mientras que Finlandia lidera en educación digital, integrando tecnología avanzada en las aulas. Estas iniciativas reflejan un compromiso con la educación como base de la modernización y la competitividad global.

Estos países tienen una gran flexibilidad educativa, con sistemas que permiten adaptarse a las necesidades del mercado laboral y fomentan habilidades blandas, duras y técnicas, con muchos fondos para I+D fomentando las colaboraciones entre universidades y empresas. Si bien no lideran en las pruebas estandarizadas mundiales, tienen éxito porque sus sistemas educativos priorizan la aplicación práctica del conocimiento sobre la mera acumulación tradicional. Esto cuestiona la narrativa tradicional que asume que las pruebas estandarizadas son un buen predictor del éxito futuro

La educación no puede ser medida únicamente por pruebas. Los países que lideran en startups, innovación y digitalización han encontrado maneras de conectar el aprendizaje con las necesidades reales del mundo moderno, que son aquellas de las cuales debemos aprender. Es hora de replantear los indicadores de éxito educativo, enfocándonos en lo que realmente importa: formar ciudadanos capaces de liderar y transformar sus sociedades.

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