Es imposible ponernos en los zapatos de la familia de la víctima, ni de la familia del victimario del evento que causó la muerte de un alumno dentro del aula del colegio Trilce de Villa El Salvador, como consecuencia de un disparo del arma que su compañero llevó al colegio. El dolor y la desesperanza que debe afligirlos debe ser inconmensurable.

Quizá por ello es un buen momento para mantener una respetuosa distancia de los afectados, hasta que terminen las investigaciones y emerja alguna humana resignación ante los hechos irreversibles.

Ocurre que el contexto de dolor, tristeza, lamentos, presencia masiva de los medios e histeria de las autoridades del gobierno y ministerio público por quedar bien, lo único que se logra hacer es lanzar al imaginario público la creencia de que con ciertos anuncios, propuestas o normas se logrará evitar este tipo de tragedias, descuidando la necesaria calma para repensar las cosas una vez concluida la investigación y tranquilizados los ánimos.

Se ha planteado por ejemplo sancionar al colegio (hasta su cierre incluso) en caso de no tener un protocolo de acción para casos de violencia con armas. También todo tipo de críticas por la falta de medidas de prevención.

Tratemos de poner un poco de perspectiva al tema.

Esto podría haber ocurrido en cualquier colegio público o privado del Perú u otro (ocurre en otros países, por causa accidental o premeditación de alumnos resentidos). Me pregunto ¿qué se hubiera planteado si hubiera ocurrido en el colegio emblemático Alfonso Ugarte o en la Universidad Católica -en la que ha habido asalto con armas-, con o sin tal protocolo? ¿Propondrían cerrar esas instituciones educativas? (Dicho sea de paso, el protocolo sugerido por el Minedu habla de acciones post-facto, que no ubieran impedido la muerte del alumno -adjunto copia-)

Por otro lado ¿qué significa tomar medidas preventivas? ¿Colocar un detector de metales en cada nido, colegio, instituto y universidad del Perú? ¿Revisar diariamente el cuerpo y mochila de cada alumno, profesor, padre de familia que asiste a la institución educativa como cuando se pasa por seguridad en el aeropuerto? ¿Hacer lo mismo en todo restaurante, centro comercial, bodega, cine, y cualquier local al que asiste el público, particularmente con los menores de edad, como se dio en este caso?

La prevención tiene que ver primero, con los controles y formas de educar que cada familia desarrolla sobre sus bienes peligrosos (incluyendo además de las armas de fuego los utensilios de cocina, herramientas de mantenimiento, los venenos caseros, medicamentos y también celulares -que son un medio que puede causar daño e inducir a suicidios-).

Así mismo, como país, ser capaces de construir un clima cultural que relieve los riesgos de «jugar con fuego». Eso es resultado de una educación que enseña a pensar críticamente, anticipar y prevenir las consecuencias de los actos antes de que estos se realicen, cosa casi inexistente en nuestras instituciones educativas dedicadas a un enfoque enciclopédico, memorístico, repetitivo, mecánico. Basta ver la ineficacia de las campañas de prevención relacionadas con niños y jóvenes que fuman, toman alcohol, consumen drogas, comen chatarra, se involucran en embarazos precoces, trasgresores de la ley, accidentados y ahogados en las playas por no hacer caso a las sugerencias de seguridad, etc.). Siendo así, resulta imposible impedir que haya ocasionales situaciones trágicas inesperadas, fortuitas, que tendremos que aprender a procesar sin disparar sugerencias o plantear normas para contentar a la calle por los 3 días que durará la noticia.

Por todo ello es que sugiero estudiar el tema con cuidado, analizar todas las aristas involucradas, ubicarse dentro de un sentido de realidad, y solo entonces hacer planteamientos que puedan reducir los riesgos a los que se exponen nuestros hijos en su diario vivir en nuestro país. Si de allí se desprenden normas y acciones que deben tomar las instituciones educativas, posiblemente serán más viables que las que se proponen en el calor del dolor y la natural identificación con las víctimas.

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Protocolo para la atención de la violencia escolar Minedu 2018

http://repositorio.minedu.gob.pe/bitstream/handle/MINEDU/5891/Protocolos%20para%20la%20atenci%C3%B3n%20de%20la%20violencia%20escolar.pdf?sequence=1&isAllowed=y