Hace décadas que me pregunto cómo es que siendo tan irrelevantes los exámenes escritos, especialmente con respuestas prefabricadas por los profesores para que los alumnos marquen una de ellas, se mantienen como la opción preferida de evaluación de sus capacidades y conocimientos. Pero no solo de los alumnos. Recientemente se ha pretendido evaluar a 250,000 maestros que aspiraban a un nombramiento usando el mismo tipo de evaluación.

Infinidad de estudios evidencian que sacar un buen puntaje en esas pruebas no es predictor de nada más que la capacidad de hacer coincidir lo que piensa el evaluador como correcto con lo que marca el evaluado. Nada de eso alude a su capacidad de pensar de modo original, razonar, crear, liderar, conciliar, confrontar a los “jefes” cuando están equivocados, ensayar estrategias alternativas, lidiar exitosamente con lo inesperado o actuar responsablemente en el mundo real.

El hecho que sea una evaluación fácil de calificar inclusive de modo automático no quiere decir que sea pertinente ni reveladora de las capacidades diferenciales entre los evaluados.

Además, como se basa en certezas verificables, no indica nada respecto a las situaciones inciertas y de escenarios múltiples que enfrentarán estos egresados en el mundo real.

¿No es hora de ensayar otras formas de evaluar la solvencia académica de un estudiante?

Se me ocurren algunas preguntas que le haría a los egresados escolares que aspiran a ingresar a estudios superiores, y una reformulación de las mismas para preguntar a los docentes cómo manejarían esos temas en clases.

1. En América se observa cada vez más una polarización política entre los extremos de derecha e izquierda, que con discursos populistas, voluntaristas y extremistas están apelando a la votación emocional y evaporando el centro político. Trump, Castro, Maduro, Ortega, Castillo, Bukele, Bolsonaro, Kats, Milei… ¿Qué les espera a las democracias en nuestro continente cuyo fundamento es el respeto a la diversidad y la búsqueda de acuerdos dialogados entre opciones dispares? ¿Cómo te ubicaras tú en esa dimensión política de tu vida?

2. El mundo de la información tiene hoy en día más fake news y fake imágenes que las que son ciertas y auténticas. ¿Cómo piensas hacer para sostener tu conocimiento de mundo y decisiones cruciales en ese escenario?

3. El mundo se enfrenta a cada vez más a frecuentes y destructivos desastres naturales debido al aumento de la temperatura global, la contaminación ambiental, la extinción de especies y el efecto de nuevas epidemias globales. ¿Cómo piensas hacer al respecto? ¿cómo piensas organizar tu vida en ese escenario?

4. El mundo se encamina a estados totalitarios que controlan la información de las personas y las observan continuamente con los sistemas de videovigilancia y control de sus comunicaciones, con lo que pueden saber qué hace y qué piensa y dónde está cada persona en cada momento. ¿Qué significa para ti ser ciudadano en ese escenario y cómo piensas actuar?

5. El mundo se encamina al fin de la clase media económica por una desigual distribución de riqueza en la que los ricos se hacen más ricos y los pobres más pobres, los empleos permanentes se hacen escasos, y la escasa buena remuneración solo estará al alcance de los empleados de las grandes empresas tecnológicas que lideran el mercado. ¿Cómo imaginas tu vida y seguridad económica en ese escenario?

Un estudiante que durante su vida escolar ha trabajado estos temas posiblemente habrá podido explorar alguna posición intelectual y ética al respecto. Si es capaz de sostenerla en una entrevista con un evaluador, evidenciará más solvencia académica y ciudadana que con todas las notas y puntajes de los boletines escolares tradicionales basados en esos retrógrados exámenes de preguntas acotadas, descontextualizadas y con respuestas para escoger, que suponen que siempre hay una y solo una opción correcta (la que le gusta al evaluador).

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