¿Todos los pacientes cardiacos deben tomar la misma medicina? ¿Todos los niños de 6 años deben calzar igual?

Imaginen ustedes que se reúnen en un ambiente clínico a 30 pacientes con problemas cardiacos de la misma edad, y el médico decide no diferenciar entre ellos y les da a todos un mismo medicamento con la misma dosis para la insuficiencia cardiaca, sin importar antecedentes, características físicas del paciente, otros medicamentos que también se consumen, contraindicaciones, etc. El resultado probable es que no les venga bien a varios de los pacientes. A unos les puede resultar insuficiente, a otros les puede agravar la situación y a algunos cuantos quizá les caiga bien. ¿Cómo se asegura que cada paciente reciba la medicación y dosis correcta? Solo con la atención individualizada “a la medida”.

Imaginen ustedes ahora que hay un donante de zapatillas para los alumnos de primer grado de un colegio que le pregunta al director cuánto calzan los alumnos, y éste les dice que en promedio calzan 31. Dona 30 pares de zapatillas 31 y resulta que a 5 alumnos les quedan muy grandes, a 8 alumnos les quedan muy apretados y a 17 les viene bien la talla 31. ¿Es correcto que se exija que todos usen las zapatillas 31 sin diferenciar a unos de otros? ¿Cómo se asegura que cada alumno reciba las zapatillas “a su medida”? Solo si cada uno recibe de modo individual el par que corresponde a su medida del pie.

Eso es exactamente lo que ocurre cuando se dispone que se atienda a 30 alumnos por salón solamente bajo el criterio de tener la misma edad, y se pretende que todos aprendan lo mismo, de la misma manera, con el mismo currículo, mismo abordaje pedagógico y enfoque didáctico, igual distribución del tiempo, etc. sin considerar las características personales de cada uno. Esta forma de agruparlos y definir el currículo, pedagogía y evaluación de resultados correspondientes a la escolarización tradicional tienen que ver con la conveniencia económica de juntar decenas de alumnos diversos en una misma aula y la estimación estadística de cuál es la capacidad y desempeño promedio esperable de cada alumno a cierta edad.

Esta forma de entender la educación tan arraigada en la tradición conlleva intrínsecamente al maltrato a los alumnos para los cuales ese enfoque homogéneo aburre a unos, mantiene excluidos a otros, desconoce las fortalezas y debilidades de cada uno, y calza relativamente bien apenas con un reducido grupo de alumnos, a los que seguramente más adelante denominarán “el tercio superior” o lo que es lo mismo que los ganadores del sistema, dejando regados a su suerte a los perdedores.

¿Es correcto que se exija que todos los alumnos aprendan lo mismo del mismo modo sin diferenciar a unos de otros? ¿Cómo se asegura que cada alumno sea educado a la medida de su propio perfil? Ya que parece inviable tener un profesor particular por alumno (lo que quizá pronto será resuelto con los asistentes personales de inteligencia artificial), lo que queda es procurar acercarse lo más posible a una educación personalizada, que partiendo por conocer a cada alumno y reconocer las diferencias, tenga la plasticidad y adaptabilidad para convertir a todos en ganadores.

https://www.facebook.com/leon.trahtemberg/posts/pfbid0pTG5ckk533knx6j7vBA91f5DaBFmgWorvSU2m6BARuz4G3XfCKzFfaeVMKHp49kbl

https://twitter.com/LeonTrahtemberg/status/1667118779845713920