Con el ánimo de que se pula lo más posible el proyecto de ley que presentará el congresista Jaime Delgado de Gana Perú, presidente de la Comisión de Defensa del Consumidor, sobre la prohibición a los colegios particulares de pedir que los alumnos utilicen textos escolares de un solo uso, es decir, que les permitan tener un segundo uso en años posteriores, me permito alcanzar algunas inquietudes.

Sobreentiendo que todos los lectores saben que dar normas sobre textos escolares no va a cambiar en nada la calidad de la educación de los niños, tanto en el sector privado como en el público, y que aquellos colegios que quieran ganarse algo eligiendo una determinada editorial lo podrán seguir haciendo por diversas vías. Por ejemplo ¿habrá una ley prohibiendo a las editoriales contribuir a implementar un centro de cómputo en un colegio-cliente, o regalar libros y pizarras electrónicas para la kermesse de aniversario del cliente, etc.? ¿Se considerará eso como sinónimo de corrupción?

Sobreentiendo también que los lectores saben que en una economía de mercado no se pueden fijar precios por decisión oficial, y que los motivos por los cuales un colegio privado escoge un libro entre los que son reconocidos oficialmente por el ministerio de educación, también son privados. ¿O es que alguien del Ministerio o Indecopi va a decirle a los colegios privados si las razones por las que escogen un texto escolar de editoriales autorizadas son correctas o no?

Sobreentiendo también que los lectores saben que los libros son uno de los menores costos escolares anualizados. Más cuestan -al año- los útiles, la vestimenta, el transporte, la alimentación, las cuotas de inscripción al colegio, y por supuesto, la propia pensión escolar. ¿Habrá normas que controlen eso, en la economía de mercado peruana? Por extensión, la norma en mención ¿también prohibirá a los colegios que pidan a los alumnos que vengan a clase con laptops -más caras que los textos escolares- y dentro de poco con iPads que ya tendrán textos escolares digitales incorporados en sus aplicaciones?

Sobreentiendo que los no pedagogos reconocerán que los pedagogos tienen algunos criterios respecto al mejor uso de textos escolares que los congresistas no tienen por qué tener. Por ejemplo, ¿la norma prohibirá a los colegios privados comprar libros de autores innovadores que tienen propuestas originales con necesidades didácticas que requieren trazar/marcar/rellenar/?

Por ejemplo ¿la norma prohibirá que se trabaje en educación inicial con textos de único uso, cuando lo que tienen que hacer los niños es recortar, pintar, pegar, seguir patrones, llenar espacios, etc.?

Por ejemplo, para un libro de matemáticas o geometría que tiene una serie de diseños geométricos que deben ser resueltos con trazos ¿la norma exigirá que el alumno invierta la mitad de la clase reproduciendo el dibujo de la pregunta en su cuaderno, para luego resolver los trazos solicitados? ¿O prohibirá que se incluyan esos ejercicios en los libros?. ¿Se prohibirá el uso de resaltadores o subrayados para marcar frases claves en la lectura de los libros -como lo hace el común de los adultos-? Dicho sea de paso, uno de los problemas en la educación pública en relación a los “textos intocables” es la gran cantidad de tiempo que los alumnos deben usar para copiar en el cuaderno las preguntas o problemas que ya están escritos en el libro.

Por otro lado, cabe preguntarse ¿de dónde ha sacado el congresista la tesis de que trabajar con un banco de textos escolares -excluyo los libros de consulta o lectura- es mejor que trabajar con libros propios? Sería bueno que nos exhiba la investigación que sustenta tamaña tesis.

Por último, una acotación sobre la reutilización de los libros que el estado entrega a los alumnos que acuden a las escuelas públicas, -que deben ser devueltos sin anotaciones a fin de año- y que según el congresista tienen un costo de impresión de 8 soles. ¿No merece cada alumno que asiste a la escuela pública que el estado le entregue ese libro para su uso personal permanente, no solo para que pueda rellenar en el texto lo que haya que rellenar, sino para que use el tiempo disponible de clase para pensar, interactuar, discutir temas y trabajar en equipo, más que pasarse los minutos copiando preguntas o ejercicios en su cuaderno.

Además, ¿no es bueno que el alumno tenga su biblioteca de textos escolares en casa? Es muy posible que esos textos escolares sean los únicos que muchos niños tendrán en sus hogares como propios, y además servirán para que con el paso de los años, los niños que quieran revisar los libros de años anteriores tengan acceso directo e inmediato a ellos. ¿O es que alguien cree que una vez que un alumno trabajó un tema, no tiene que consultarlo o repasarlo nunca más y por tanto no requiere tener acceso al libro en el que el tema está tratado?

¿No tendría más sentido que el congresista promueva una norma por la cual se establezca que los niños que asisten a la escuela pública tienen el derecho de recibir como propios los textos escolares, en lugar de aceptar que los tengan que devolver al final de cada año? ¿No es que cuestan tan solo 8 soles c/u? ¿No merecen nuestros niños que ese costo esté incluido en el presupuesto de educación e inclusión?

Sobreentiendo también que los congresistas que se sientan aludidos no contestarán las observaciones con esas reacciones típicamente mediocres que señalan que quienes objetan un norma como ésta lo hacen porque tienen el deseo de favorecer la corrupción, las mafias, la explotación de los padres, por lo que son malos peruanos y deben ser deportados al estilo del plan Cóndor. Los congresistas más serios sabrán que el buen debate se da sobre las ideas y los argumentos, y no las filiaciones o afinidades de quien aporta algún argumento.

Dicho todo eso, mi recomendación a los congresistas es que si de verdad quieren ocuparse de la educación hagan un estudio serio de estos temas, y no aparezcan cada año en febrero a subirse sobre la ola populista de hablar sobre un tema que en ese momento afecta a los padres. ¿Por qué no dan el debate en junio o agosto? ¿Por qué siempre en febrero? ¿Es porque hay más cámaras y micros disponibles en febrero? ¿Por qué no buscan fórmulas e incentivos que abaraten en general las pensiones y los materiales escolares en lugar de limitarse a los textos escolares?

Finalmente, me parece un exceso asumir que todos los colegios y todas las editoriales entran en el círculo mafioso que el congresista denuncia y que a partir de ello se den normas que obstaculicen a todos los colegios por igual en sus decisiones internas respecto a la elección de los textos y su modo de uso. Cuando un padre de familia escoge un colegio, está asumiendo que éste hace lo mejor para los alumnos. Si no hay esa confianza básica, mejor que saquen a sus hijos de ese colegio.

La obligación del congresista no es difamar a los colegios o editoriales correctos, ni generalizar, sino generar los mecanismos legales para detectar y señalar con precisión quiénes son los corruptos y proceder a denunciarlos por tal motivo. Con certeza si empiezan a detectar a esos directores o profesores corruptos darán más cerca al blanco que con estas normas que tal como se enuncian, no van a resolver ninguno de los problemas de fondo. Al final de cuentas, un director o profesor que acepta coimas por los textos escolares, probablemente las acepte también para otras cosas, de modo que su detección oportuna le haría un gran favor a los alumnos que asisten a esos colegios.

Notas interesantes afínes al tema:

1) Según Walter Isaacson biógrafo autorizado de Steve Jobs, él veía difícil que la tecnología pudiera modificar al sistema educativo, pero sí el negocio de los libros, donde los formatos digitales y los ebooks podrían revolucionar el uso de materiales de consulta. Pensaba que Apple podría ofrecer contenidos educativos de manera gratuita (con lo que ayudaría a la venta de iPads) y llevar la aplicación de iBook de los equipos Mac, lo que sería la semilla de la revolución educativa. La industria editorial de 8 mil millones de dólares anuales podría perforarse contratando a los mejores escritores de libros de texto para crear con ellos las mejores versiones digitales y hacerlas una característica del iPad. Avanzó negociaciones con grandes editoriales como Pearson Education para asociarse en la tarea de hacerlos gratuitos y presentarlos como parte del iPad, lo que evitaría la exigencia de su certificación oficial.
Las dos características fundamentales de la estrategia de Apple frente a los manuales de texto serían la movilidad (tener un sinfín de libros en el iPad), y la accesibilidad (que sean gratuitos evitando las certificaciones), de modo que el iPad se convertiría así en el único libro por excelencia en la mochila de los estudiantes y en las aulas.

2) El colegio “Talentos” de Trujillo, dirigido por Lucía Pérez de Celi, es uno de los colegios de avanzada del Perú, en el cual este alño ya no se usarán textos escolares.
Está suscrito a una plataforma virtual “
Click en 1” de Colombia. Los alumnos y sus familias tienen su usuario y contraseña para trabajar desde donde quieran en forma individual o entre ellos. Tienen acceso a muchos libros, imágenes y vídeos, a subrayar, resaltar, cortar y pegar, hacer ejercicios, dibujar, compartir, conversar. Los alumnos del colegio Talentos sólo adquirirán físicamente los libros de plan lector de una biblioteca universal.

Vale la pena empezar a pensar en este tipo de opciones, con el debido cuidado de no creer que la tecnología sustituye la buena docencia.

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