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Reviví los episodios de la serie “Reinventar la escuela” Episodio 1: “Reinventar la escuela: un devenir colectivo” (Mariana Maggio) https://www.youtube.com/watch?v=hze3RwSsrX8 Episodio 2: “Volver a pensar las clases: ¿Qué es enseñar hoy?” (Rebeca Anijovich) https://www.youtube.com/watch?v=8Dg4An9-9w8 Episodio 3: “Nuevas normalidades y gestión de la transformación escolar: hackear el hackeo” (Lila Pinto) https://www.youtube.com/watch?v=f53Zl6Dmv2o Episodio 4: “Reflexionar sobre el camino recorrido para seguir el viaje” (Melina Furman)
¿Por qué egresar de secundaria y de inmediato ingresar a la universidad? Blog León Tahtemberg 20 07 2016
Educación 2025: el examen de admisión del futuro (Padres-Cosas # 209)
Rebeca Anijovich en «Volver a pensar las clases ¿qué es enseñar hoy?» (Secundaria)
Hacer una pausa académica al egresar de la secundaria (ampliado) Revista Velaverde 09 01 2017
Saying Goodbye to Lectures in Medical School — Paradigm Shift or Passing Fad? La universidad que encararán los próximos egresados de secundaria Cuando converso sobre nuevas metodologías pedagógicas con padres que inician la vida escolar de sus hijos en la educación inicial, me suelen preguntar si con esta formación estarán en condiciones de lidiar con la vida universitaria que les espera luego de la secundaria. Yo suelo decirles que la universidad del 2025-2030 a la que ingresarán sus hijos se parecerá muy poco a las actuales. Acá tiene ustedes un avance de cómo ya se está replanteando la educación superior en lugares como Gran Bretaña en la que prestigiosas facultades de medicina ya lideran el cambio conceptual sobre cómo enseñar una profesión en estos tiempos.
Más de 100 años resistiendo la escuela tradicional. El Tiempo, 26 04 2018 Óscar Sánchez Muy descriptivo e ilustrativo. Habla de Colombia pero en América Latina todos nos parecemos tanto…Lo que es increíble, es que en Colombia el Ministerio de Educación y algunos sectores del magisterio sigan yendo en contravía, proponiendo parámetros y horarios milimétricos, infraestructura medida en número de aulas convencionales, énfasis en competencias básicas y evaluaciones estandarizadas limitadas en su contenido o métodos represivos como la reprobación de cursos a quien no obtenga logros establecidos en un plan de estudios rígido. Y que ejemplos de iniciativas docentes maravillosas para llevar esta nueva pedagogía al sistema público que florecen en muchas escuelas, o políticas ampliamente reconocidas por haberlo hecho, sigan teniendo audiencias limitadas.
Richard Gerver: “Hay demasiadas modas pasajeras en la educación”.Las escuelas se centran demasiado en lo académico. En España o Inglaterra los exámenes son la razón de ser de la escuela. Esto tiene que parar. La educación no va de aprobar exámenes, sino de desarrollar a los jóvenes para que tengan éxito. Los profesores no necesitan los exámenes para eso. Seamos serios. Están evaluando a sus alumnos todo el tiempo. Los exámenes existen porque les gustan a los políticos y los piden los padres. Pero, en realidad, como herramienta, obstaculizan la educación, no la mejoran. La OCDE señala que los países con sistemas que se centran en exámenes son en los que los chicos tienen más dificultades para encontrar un trabajo. Esto se debe a que la educación no está enfocada a su desarrollo, sino a prepararlos para un examen.
Harvard y el nuevo curriculo escolar XXI: Empowering Global Citizens: A World Course, Fernando Reimers, Harvard; A Curriculum for Changing the World:PREPARING STUDENTS FOR AN INTERCONNECTED, GLOBAL SOCIETY — STARTING IN KINDERGARTEN Informa Heather Beasley Doyle, 8/5/2017, (escuela de educación de Harvard)
URUGUAY: «Hay docentes que ni siquiera tienen la mínima formación» Fuerte crítica a la educación secundaria: —La batalla cultural que hay que dar contra una institución (Secundaria) que tiene un formato que es muy tradicional y que está obsoleto.
«No creo en los resultados de PISA» El presidente del Instituto Weizmann pide que la educación fomente la imaginación. Zajfman preside el Instituto Weizmann de Israel, el sexto mejor centro educativo de ciencias —según el Índice de Innovación Natural 2017— y el único no estadounidense entre los diez que encabezan el ranking. En sus años como investigador de Física Molecular y luego dirigiendo a este instituto que sacó tres premios Nobel, comprobó que «sin el uso de la imaginación, la Matemática y la Física son inútiles». Es por eso que este científico descree de los resultados de las pruebas PISA, las que miden la capacidad de resolución de problemas en Matemática, Ciencia y Lengua en alumnos de 15 años. «La ciencia consiste en hacer buenas preguntas o pensar varias respuestas a un problema. No tiene sentido que se le pida al estudiante que memorice una respuesta concreta para un tipo de dificultad».
REFLEXIÓN:
Hace unos días compartí en mi Facebook una reflexión sobre la ruta a seguir de los egresados de secundaria preguntando retóricamente ¿por qué al terminar el colegio los jóvenes tienen que seguir de inmediato a la universidad o los institutos superiores? ¿Por qué no tomarse un par de años para clarificar valores, vocaciones, viajar, trabajar, cultivar hobbies, hasta estar maduros para asumir una carrera que se inspire en la verdadera pasión de c/u?
En Europa los alumnos terminan el colegio hacia los 19 años (hay uno o dos años más de escolaridad respecto al Perú) y muchos se toman un tiempo para viajar, ampliar horizontes, hacer voluntariados, servir en las FF.AA., trabajar para juntar dinero que solvente luego sus necesidades económicas mientras estudian, etc. En países como Israel todos los egresados del colegio hacen 2 años (mujeres) y 3 años (hombres) de servicio militar, luego se toman uno o dos años para viajar o trabajar y solo entonces van a la universidad. Llegan con una madurez, claridad vocacional, decisión para dedicarse a la carrera escogida, que les permite graduarse luego de una carrera muy exigente.
¿Tiene sentido escoger prematuramente una carrera condenándose a un estudio insulso y luego a una vida laboral aburrida y desapasionada?
¿Tiene sentido para los jóvenes peruanos ingresar a los 17 años a la universidad o instituto superior, escogiendo carreras en años previos a los 15 ó 16 sin mayor madurez presionados por el marketing universitario o influidos por los pareceres de padres, profesores o amigos, cuando aún no maduraron ni visualizaron su pasión? Si los catedráticos de los primeros ciclos hicieran públicas sus preocupaciones sobre estos jóvenes, dirían que buena parte de ellos dedican poco esfuerzo a estudiar, viven del mínimo esfuerzo, repiten una, dos y tres veces los cursos, cambian fácilmente de carreras, se exigen poco y finalmente egresan con una formación muy frágil. ¿No les iría mejor si se tomaran un respiro esclarecedor al terminar el colegio?
Entiendo que habrá quienes digan que esa pausa de un año “libre” es un lujo para los que lo puedan pagar (aunque la propuesta es que se autofinancie con sus ahorros, préstamos o trabajos) o que no hay muchas oportunidades para el empleo juvenil, pero a lo que voy es a que si pensamos que la propuesta tiene sentido, quizá c/u a su manera podría intentar encontrar la fórmula que haga viable esa pausa en la determinística linealidad académica que rinda sus frutos cuando sean estudiantes mucho más maduros para la educación superior. En todo caso, es lo que le aconsejo a mis familiares, a los padres de mis alumnos y todo aquél que me consulta sobre el tema.
Lo que me mueve a reflexión son dos reacciones preocupantes de los lectores a lo que es una simple invitación a revisar nuestros paradigmas habituales de conducta. Una, la de quienes se ubican rápidamente en la postura de “me parece bien pero no se puede”, “es iluso”, sin darse la pausa para darle algunas vueltas a la posibilidad de pensar que “sí se puede”, aunque ello suponga plantear condiciones previas que lo hagan viable. Quizá conversándolo y pensándolo un poco más aparezcan algunas luces de opciones viables.
Es preocupante la dificultad que tienen muchos para tolerar ideas discrepantes sin caer en la descalificación del interlocutor
La otra, más preocupante, es la de quienes en lugar de reflexionar sobre la propuesta para resolver si contiene algo interesante, al lado de muchos que expresan alturadamente sus argumentos a favor o en contra, están quienes para sostener su argumento me agreden o descalifican por sostener esa propuesta. No dejan de impresionarme los argumentos de quienes estando en desacuerdo con ella, argumentan que nace de la ignorancia del autor, de su indiferencia respecto a la situación de los pobres, el desconocimiento de la realidad, etc.
Algunos me dicen “no le hagas caso”; siempre hay gente hostil o argumentos fuera de lugar. Sin embargo, me deja pensando: si 2 ó 3 de cada 100 peruanos piensa y actúa así, ¿no tenemos acaso un serio problema? Si esos comentaristas fueran maestros ¿qué impacto en la formación de ciudadanía tienen con los alumnos a su cargo? ¿Y si fueran funcionarios públicos? ¿Congresistas? ¿Fiscales o jueces? ¿Policías?
Creo que una de las tragedias de la educación peruana radica en la incapacidad de construir escenarios de formación democrática en muchos de los colegios, universidades, centros de trabajo y en la forma en que muchos medios comunican sus informaciones, para los cuales los temas de estudios y los problemas sociales solo tienen una versión “correcta” con la que todos deberían identificarse, y cualquier planteamiento divergente o discrepante con esa posición de una u otra manera es descalificada.
Muchas escuelas peruanas están estructuralmente concebidas como contextos dictatoriales, en los que el alumno no tiene voz ni voto, y debe someterse sumisamente a la versión oficial (única) de las cosas que transmite el libro o profesor. Cualquier postura discrepante es interpretada como rebeldía, mala conducta, falta de dedicación al estudio o falta de adaptación al sistema y se sanciona para “domesticar” al alumno, bajándole puntos o expulsándolo.
Estas cosas son las que me llevan a pensar que urge revisar en serio la formación ciudadana y democrática de los peruanos, y que los debates sobre currículo, estrategias pedagógicas, valores, normas, etc. debieran tener como norte esos valores más que los puntos adicionales que obtendremos en pruebas nacionales o internacionales si entrenamos eficientemente a los alumnos.
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