En la campaña electoral de EEUU la agenda que definió a los votantes por Trump fue la inflación, la inmigración masiva, las restricciones al aborto, y la construcción del imaginario «ella es más de lo mismo, yo soy el cambio» frente a una población ávida de cambios. Un buen slogan también fue útil: «haremos que EEUU sea grandioso de nuevo». Además, en momentos de desesperación de la enorme clase media, una imagen autoritaria que apela emocionalmente al votante señalando a los (demócratas) culpables también aportó lo suyo. Al haber solo dos candidatos, era uno u otra. ¿Cómo será en el caso peruano?

En el contexto electoral peruano, es probable que las claves que definan la elección sean similares a las observadas en otros países, adaptadas a la realidad nacional. Temas como la inflación, la inmigración, la seguridad ciudadana y la corrupción suelen ser centrales en las campañas políticas. Además, la construcción de narrativas que posicionen a un candidato como agente de cambio frente a un «establishment» desgastado puede ser determinante. Una imagen autoritaria que no teme decir, por ejemplo, que es “de derecha” (como Kast, Milei, Noboa o Uribe) en un ambiente como el peruano en el que lo políticamente correcto es usar el comodín de decir que es de “centro” o “centro izquierda”, puede abonar en favor de la transparencia y seguridad en la oferta electoral del candidato.

A diferencia del sistema bipartidista de Estados Unidos, el Perú cuenta con múltiples candidatos, lo que fragmenta el voto entre simpatizantes de la misma orientación política. Hay allí un mensaje que la población puede captar a nivel subconsciente, en el escenario de diversos precandidatos con propuestas afines que no pueden integrarse en una sola candidatura y propuesta. Esa fragmentación no solo sugiere falta de cohesión, sino también la incapacidad de priorizar el bien común sobre intereses personales o partidarios, el orden versus el caos o la repartija, lo que afecta profundamente a los votantes que buscan estabilidad y gobernabilidad.

El mensaje al electorado tiene que encarnar la capacidad del líder de ser una autoridad firme con claras convicciones y mensajes fáciles de entender que toquen las necesidades básicas cotidianas, reiteradas una y otra vez, como cuando por ejemplo se plantea que no habrá más colas en establecimientos de salud, en servicios públicos o para cobrar algún beneficio o peajes dentro de la ciudad (que es solamente un problema de buena gestión, tecnología y cero corrupción); o que habrá medicinas para pacientes que lo requieren de los servicios públicos; comisarías decentes y amables con los denunciantes, etc.

«Sin colas, sin trabas, con soluciones.” “Calles sin miedo, familias con paz.» «Más trabajo, menos promesas.» «El Perú que soñamos comienza en nuestras escuelas.» «El Perú limpio que merecemos». Slogans de este tipo como gorro de propuestas concretas planteadas de forma concisa y contundente denotando conocimiento de cada localidad que se visita apuntan en la dirección de atender las necesidades urgentes a las que aspira la población. Además, refuerzan mensajes de acción y cambio concreto, lo cual es clave en una sociedad desencantada con las promesas vacías. Sin embargo, el candidato que las propone tiene que ser creíble y en eso su trayectoria previa, carisma y capacidad de comunicación y persuasión juegan un rol insustituible.

Los próximos meses nos anticiparán si están a la vista candidatos de este perfil o si tendremos más de lo mismo, en cuyo caso el deterioro continuo del país está garantizado y el “sálvese quien pueda” será la consigna para procurar algún nivel de bienestar. De allí que un buen consejo para los familiares con capacidades técnicas o profesionales y especialmente estudiantes en edad de migrar es “busquen mejores horizontes en otros países” (como ya lo han hecho más de 5 millones de peruanos).

Junto con ello, tengamos siempre presente que las encuestas y proyecciones futuras son útiles para entender las tendencias qe vienen del pasado y tomar radiografías del presente, pero no para predecir el futuro. En eso, los analistas de las diversas disciplinas tienen severas limitaciones por los infinitos factores intervinientes en los contextos cambiantes y las conductas humanas, así como el peso decisivo que cualquiera de esos factores puede tener en la conducta de cada persona.

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