¿Por qué creemos que la educación para dominar la inteligencia artificial es un tema de tecnología? La masificación de herramientas de inteligencia artificial hará que todos los estudiantes puedan resolver problemas similares de manera casi idéntica. Entonces: ¿cómo marcará su hijo o hija la diferencia en este nuevo contexto?

Si el conocimiento académico y técnico será una base común, entonces la verdadera distinción no vendrá de un currículum lleno de títulos académicos, como lo han evidenciado los grandes reformadores de la historia. Lo que define sus historias no son sus credenciales, sino su capacidad para conectar con otros, visualizar futuros posibles, imaginar oportunidades novedosas para su actividad, perseverar frente a la adversidad y construir un legado único.

La educación del futuro no puede limitarse a enseñar a utilizar herramientas digitales o técnicas. Cuando la tecnología pone al alcance de todos las mismas capacidades, las habilidades blandas, el pensamiento crítico, la creatividad y sobre todo el carácter y temperamento de la persona se convierten en los pilares de la diferenciación. Más allá de aprender a programar o usar inteligencia artificial, los estudiantes deben ser educados en cómo resolver problemas complejos, cuestionar supuestos, comunicar ideas de forma efectiva, liderar proyectos con impacto y, sobre todo, cultivar aquellos aspectos diferenciadores de su carácter y temperamento que harán que sea visible el valor que le agregan a lo que sea que hagan.

Sería interesante que los padres que tienen hijos en edad escolar se pregunten si son esos factores los que atraviesan su experiencia escolar cotidiana o si más bien se quejan de que les aburre el colegio, les estresa por las exigencias académicas o las dificultades sociales, si se acomplejan y sienten menos porque no son de los líderes sociales o destacados académicos, o si, siendo muy hábiles, pasan desapercibidos por su timidez y escasa socialización.

Imaginemos un sistema educativo que priorice estas cualidades. Un entorno donde los niños no solo busquen, memoricen o repitan datos y fórmulas, sino que aprendan a trabajar en equipo, gestionar emociones y adaptarse rápidamente a los cambios. Donde se incentive la curiosidad y se celebren tanto los logros como las lecciones aprendidas en el fracaso. Porque es precisamente en esas capacidades humanas —la empatía, la visión, el ingenio y el temperamento— donde se encuentra el verdadero valor que la tecnología no puede reemplazar.

Además, es esencial reconfigurar el propósito de la educación, pasando de un enfoque orientado a la certificación hacia uno centrado en la transformación personal y social y a la búsqueda de la realización de sus fortalezas y potencialidades. Evidencias cercanas todos las tienen, y quizá la lectura de algunos casos paradigmáticos ayude a organizar el pensamiento de los lectores.

El desafío está en nuestras manos: padres, docentes y líderes educativos. ¿Cómo crearemos espacios donde los jóvenes puedan explorar, fallar y crecer? ¿Cómo les ayudaremos a descubrir sus pasiones y a convertirlas en fortalezas que les permitan marcar la diferencia en un mundo cada vez más automatizado? La respuesta no está en más tecnología, sino en más humanidad y en ello una educación orientada por esa visión ofrece contextos mucho más favorables al bienestar de los hijos. Porque, al final, el futuro será de aquellos que no solo sepan usar las herramientas, sino que sepan para qué y para quién las están utilizando y qué factores de su carácter y personalidad les permiten implementarlas para las metas que persiguen.

===============

*Si tienen curiosidad, basta estudiar la vida de Oprah Winfrey, Jeff Bezos, Pep Guardiola, Malala Yousafzai, Sir Anthony Hopkins, Elton John o Simon Cowell, quienes son la punta del iceberg de miles de innovadores exitosos cuyas notas escolares no explican cómo llegaron tan lejos. Oprah Winfrey, con su habilidad para conectar emocionalmente con su audiencia, ha demostrado cómo la autenticidad y la empatía pueden construir una influencia duradera y significativa. Jeff Bezos transformó el comercio global con su visión audaz de lo que el comercio electrónico podía llegar a ser, mostrando la importancia de la innovación estratégica. Pep Guardiola no solo revolucionó el fútbol con su enfoque táctico y su liderazgo inspirador, sino que también demostró cómo la capacidad de trabajar con diferentes talentos puede llevar a la excelencia colectiva. Malala Yousafzai nos recuerda que el coraje y la determinación pueden abrir caminos incluso en los entornos más adversos, luchando por la educación y la igualdad. Sir Anthony Hopkins, con su dedicación y maestría en el arte de la actuación, nos enseña que la búsqueda de la perfección en una pasión puede generar un impacto cultural duradero. Elton John, con su legado musical y su activismo, ilustra cómo el arte y la autenticidad personal pueden inspirar a millones. Finalmente, Simon Cowell, con su capacidad para identificar talento y transformar la industria del entretenimiento, destaca la importancia de reconocer el potencial en los demás y convertirlo en éxito.

https://www.facebook.com/leon.trahtemberg/posts/pfbid03WdaF3TxH92XzSSsrqJTuENQaX1t1n2Expuk641PeLxMyuGQFgPKWi8r29HP2GKLl

https://www.facebook.com/permalink.php?story_fbid=pfbid0214f58MQmy7aCtz95JbKN2dPZ48y9Zxo6VRB7RmmCW6qeWeYtENaQDtbzHxDp1ctvl&id=100064106678628

https://x.com/LeonTrahtemberg/status/1876961390809747691

https://www.linkedin.com/feed/update/urn:li:share:7282727493797654528/